Filantropía por todos lados
Aparece en la pantalla la imagen de un niño que sonríe desde su silla de ruedas. Algunas veces se escucha un pegajoso jingle; otras, la voz un tanto temblorosa del conductor que invita al televidente a demostrar su generosidad. Pasan las horas y aún falta mucho para llegar a la meta. Es necesario abrir las carteras, llenar las alcancías, engrosar las cuentas bancarias. Continúan las cápsulas, los anuncios, el desfile de actores, cantantes y comunicadores. Los últimos momentos de la transmisión se cargan de suspenso, súplicas y llanto. Por fin se da el aviso tan esperado, fue posible superar la cifra del año pasado.
En su décimo aniversario, la Fundación Teletón logró recaudar cerca de cuatrocientos veinte millones de pesos que se destinarán a construir y operar dos CRIT (Centros de Rehabilitación Infantil) -en Quintana Roo y Ciudad Nezahualcóyotl- además de apoyar a las diversas instituciones del país que trabajan por la misma causa.
A nivel internacional las empresas están tendiendo a implementar programas de responsabilidad y mercadotecnia social que les permitan posicionar su imagen, asegurar su permanencia y devolver un poco de lo mucho que su comunidad les da. Y los medios no son la excepción.
El poder de convocatoria de la televisión ha sido capitalizado por personas y asociaciones que dedican sus esfuerzos a la filantropía. Un caso de éxito es el teletón que conduce Don Francisco en Chile, realizado con un formato muy similar al que creó el actor y comediante estadounidense Jerry Lewis.
Diciembre parece un mes muy propicio para apelar a la solidaridad y la televisora del Ajusco lo sabe. Mientras que a través de Movimiento Azteca convoca al público a unirse a causas sociales y ecológicas, en el último mes pone en marcha el Juguetón. Para el próximo Día de Reyes, TV Azteca espera entregar trece millones de regalos a niños de escasos recursos.
Así, la sinergia entre medios de comunicación y organizaciones motiva a los mexicanos a dar en tiempos de escasez. Y aunque reciben agradecimientos -y publicidad- a cambio de los esfuerzos que coordinan, también está la otra cara de la moneda. Quienes critican al Teletón y a eventos similares argumentan que las empresas participantes deducen impuestos al hacerlo y que la imagen de Televisa -entre otros medios- ha mejorado considerablemente desde 1997, año en que arrancó el proyecto.
A fin de cuentas, la empatía y generosidad de quienes apoyan este proyecto están permitiendo que miles de niños de todo el país reciban la atención de calidad que tanto necesitan. Vale la pena aguantar la parafernalia, los gritos de Chabelo y las lágrimas de Lucero cuando es innegable que está mejorando la situación de tantos mexicanos. Larga vida al Teletón.
soozbaez@yahoo.com