Nueva York, (EFE).- Betty Bennett, quien perdió a su hijo Eric en los atentados contra las Torres Gemelas, conserva viva su memoria en el diamante montado en una sortija que lleva siempre y que se fabricó a partir de las cenizas de la víctima.
"Es una parte de él que está conmigo todo el tiempo", explicó Bennett al diario New York Post, que hoy relata la determinación de esta madre de Michigan por mantener presente el recuerdo de su hijo, así como otros detalles sobre el novedoso procedimiento.
Además del diamante que porta la madre, la familia encargó otro para la hermana de Eric, quien trabajaba como vicepresidente de la firma Alliance Consulting cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
La mujer explicó que en un principio la familia pensó en esparcir las cenizas desde el balcón del apartamento de Nueva York en el que residía su hijo, a donde se trasladó Eric después de finalizar sus estudios universitarios en Michigan.
Eric, de 29 años, mantenía una reunión de trabajo con otros empleados en el piso 102 de la Torre Norte cuando se produjo el primer impacto de uno de los aviones secuestrados por los terroristas.
Después de los funerales y otros servicios en su recuerdo, la madre conoció a través de una amiga que existía este novedoso método de fabricar un diamante a partir de carbono extraído de las cenizas de un difunto.
Los diamantes fueron realizados por la empresa LifeGem, de Chicago, que ofrece diversos modelos, tamaños y precios para satisfacer los deseos del cliente.
Tan sólo se necesita un gramo de cenizas para extraer carbono, que se somete a intensas temperaturas y presión para crear un diamante que luego será modelado y cuyo precio oscila entre los dos mil 700 y 20 mil dólares.
Otra variante de este negocio que crece en popularidad son las joyas elaboradas a partir de cenizas de animales domésticos muy queridos por sus dueños, según el rotativo.
