EL UNIVERSAL-AEE
NUEVO LAREDO, Tamaulipas.- Ante el temor de ser capturados por la Guardia Nacional que iniciará su arribo a la frontera sur de Estados Unidos, decenas de menores de entre 11 y 16 años de edad cruzan las aguas del río Bravo como indocumentados, para buscar a sus familiares en ese país.
A diferencia del año pasado, el flujo de menores a Estados Unidos por esta frontera, aumentó este año a razón de un 15 por ciento con relación a los primeros cinco meses del año pasado, reveló Norma Ortiz, coordinadora del programa Menores en Condiciones Extremadamente Difíciles (MECED), que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) local lleva a cabo.
La especialista dijo que aunque la cifra de menores aumentó considerablemente en estos primeros meses del año, se espera que al arribar los militares estadounidenses a la frontera, la cifra se dispare de manera notable, ya que a su juicio, ?no hay barreras que los puedan detener?.
El argumento es que estos menores de edad tienen a sus padres o familiares cercanos viviendo en el vecino país, razón que los obliga, además de la extrema pobreza en que viven en México, a salir en busca de ellos, sin tomar en cuenta el enorme riesgo que esa aventura significa para ellos.
?Los padres de estos niños pagan dinero a familiares que viven en ese país o en México, para que los crucen, pero en muchas ocasiones son detectados y los deportan?, mencionó Ortiz.
Un dato adicional que reveló la coordinadora, es que la cantidad de mujeres migrantes también aumentó este año, y aunque siguen siendo pocas con relación a los hombres, dijo que de cada 100, cuando menos 15 son niñas que de igual manera llegan solas a esta frontera para intentar cruzar el río Bravo.
?La cantidad de mujercitas aumentó de manera importante este año?, dijo tras señalar que a diferencia de los niños de la calle que deambulan por calles de la ciudad, los que se drogan y envician, los otros menores no tienen vicios, ya que sólo buscan reintegrarse de nueva cuenta con sus familias desintegradas por la pobreza.
?No son adictos, no son delincuentes, son niños que tienen muy arraigado el concepto de una familia, por lo que tratan de reintegrase a ella aunque sea a costa de sus propias vidas?, reiteró la especialista.
Dijo que los primeros cinco meses del año pasado fueron deportados por esta ciudad 427 menores, mientras que en este año y hasta hace una semana, ya habían sido deportados 475 niños, lo que indica un importante aumento en el flujo.
El MECED atiende cada día a unos 130 menores, entre deportados y de la calle, y de ellos, 90 van a la escuela apoyados por este organismo municipal, pero de acuerdo a Ortiz, el problema continuará mientras las condiciones de pobreza en el país no disminuyan.