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MÉXICO, DF.- La actriz británica Joan Collins, que saltó a la fama internacional con la exitosa serie de televisión Dinastía, y quien cumplirá 73 años hoy, criticó las revistas que leen las adolescentes porque son demasiado ?gráficas?.
La protagonista de Alexis Carrington, que en los años 80 dejara ver a través de la pantalla chica una década de opulencia y de los excesos de una una familia rica del petróleo que vivía en Denver, Colorado, declaró lo anterior en una entrevista para la cadena BBC.
Collins, quien nació el 23 de mayo de 1933 en Londres, Inglaterra, mundialmente famosa por haber hecho de mala en la legendaria teleserie Dinastía, opinó que ese tipo de publicaciones empuja a las chicas a crecer más rápido de lo normal.
?Creo que muchas chicas están perdiendo su infancia porque muchas revistas para muchachas son tan gráficas. Me parece que es una pena. Los niños saben demasiado?, comentó la actriz.
La estrella de Hollywood también dijo que su papel en ?Dinastía?, en la que encarnó a una mujer tan seductora como maquiavélica, dista mucho de la estricta educación que le dieron sus padres. ?Nunca vi un hombre desnudo hasta que me casé. Tampoco hubo sexo antes del matrimonio. Soy algo introvertida. Nunca discutía cosas con las chicas. Eso es muy difícil de entender hoy?, señaló Collins.
Por otro lado, la actriz británica también criticó a algunas colegas que dedican demasiado tiempo a su belleza: ?En Hollywood -afirmó-, ellas hacen un gran esfuerzo (para mantener su estética), pero si las ves durante el día no parecen las mismas. Pobres!?. Joan Henrietta Collins, su nombre completo, debutó en Hollywood en la década de los años 50, donde estableció una irregular carrera cinematográfica, luego de que desde su adolescencia participó en obras de teatro (su padre era agente teatral) y se preparó en la Academia Real de Arte Dramático londinense.
De gran atractivo físico, Joan debutó a los 18 años en la película Lady Godiva Rides Again (1951), protagonizada por Dennis Price, y tras unos cuantos papeles secundarios y alguno que otro protagonista (Our girl Friday), destacó en Hollywood de la mano de Howard Hawks y su película Tierra de Faraones (1955).
En esa década también apareció en títulos como El Favorito de la Reina (1955), de Henry Koster; The Opposite Sex (1956), de David Miller; Stopover Tokyo (1957), de Richard L. Breen; Sea Wife (1957), de Bob McNaught; Un Marido en Apuros (1959), de Leo MacCarey, y El Vengador sin Piedad (1959), de Henry King.
Los años 60 supusieron un notorio declive en su condición de actriz, pues su dedicación a la vida familiar la mantuvo alejada de los rodajes.
La actriz se casó en 1952 con el intérprete británico Maxwell Reed, de quien se divorció cuatro años más tarde. Su segundo marido fue el compositor, cantante, director y actor Anthony Newley, con quien contrajo matrimonio en 1963.
Con él compartió créditos en la poco exitosa película Can Hyeronimus Merkin ever forget Mercy Humppe and find true happines? (1969), dirigida por el propio Newley.
Otras de las cintas en las que participó Collins en los años 60 son: Esther y el rey (1960), de Raoul Walsh; Siete ladrones (1960), de Henry Hathaway; The road to Hong-Kong (1962), de Norman Panama, y Warning shot (1967), de Buzz Kulik, por citar algunas.
En los años 70, Collins se casó con Ron Kass, ejecutivo de la empresa productora Warner Brothers, y reapareció en la pantalla, pero generalmente en productos de ínfimo presupuesto y escasa valía, muchos de ellos del género de terror o ciencia-ficción. De estas cintas sobresalen Condenados de Ultratumba (1972) o Las Orgías de la Locura (1973), ambas de Freddie Francis.
Los años posteriores, tras su participación en Dinastía, cuyo papel la convirtió en uno de los rostros televisivos más populares del mundo, su agitada vida sentimental (mantuvo romances con decenas de actores) se estabilizó de nuevo de manera oficial en 1985, luego de que se casó por cuarta ocasión, esta vez con el empresario Peter Holm.
También en los 80, Collin encabezó la lista de las actrices mejor pagadas de la televisión en Estados Unidos, con un sueldo de 125 mil dólares por capítulo.
En una década caracterizada tanto por la introducción del control remoto y el avance del cable como por el conservadurismo político, el lujo y la opulencia de sus series, donde se usaban joyas reales y las actrices, según afirmó en una entrevista Linda Evans, también protagonista de Dinastía, debían ir al baño con guardaespaldas.