En toda sociedad hay siempre personas que en cuanto ven una libreta o un micrófono se sueltan haciendo declaraciones públicas aunque apenas si tengan alguna noción del tema que abordan.
Son esas personas que por el simple hecho de ocupar un cargo (ya sea éste público o privado) se creen autorizadas a pontificar, como si fuesen expertas en las materias que abordan.
Claro está que con frecuencia se equivocan. Y por su verborrea la sociedad las va conociendo y catalogando de manera que llega el momento en que simplemente no les hace caso.
Algo de esto pienso que sucedió respecto de la reciente visita a Cuba que realizó el gobernador Humberto Moreira.
No sin cierto asombro leí algunas declaraciones periodísticas en las que se manifestaba “una gran preocupación” por las consecuencias que podría traer para Coahuila ese viaje y el hecho de que el gobernador se hubiera entrevistado con Fidel Castro. Leí otras, preciso, en las que se aseveraban que no traería mayores repercusiones.
Pero en el caso de las primeras, se llegó a afirmar que, por ese motivo, era posible que los inversionistas extranjeros dejaran de invertir en nuestro estado, así como, que el Gobierno norteamericano tomara ciertas represalias para hacerle sentir al Gobierno local su disgusto por esa visita a la isla caribeña.
Soy un convencido del derecho a la libre manifestación de las ideas. Pero el ejercicio del mismo, por elemental respeto a la comunidad, debe estar sujeto a que se fundamente y razone una crítica. No se debe hablar simplemente por hablar.
La visita a Cuba trajo beneficios concretos para Coahuila, pues inmediatamente después el Gobierno de Castro hizo llegar a nuestro estado equipo médico totalmente nuevo por valor de treinta millones de pesos.
Ese equipo permitirá que en unas cuantas semanas se establezcan tres clínicas oftalmológicas ( en Torreón, Saltillo y Nueva Rosita) en las que se podrán operar a miles de coahuilenses que sufren de enfermedades como: la retinopatía diabética, estrabismo y glaucoma, además de poder realizar aplicaciones de rayo láser a las personas que lo requieran por problemas de la vista.
Por razones lógicas, las primeras operaciones se practicaron en Cuba, al tiempo que se aprovechaba ese puente aéreo para capacitar a personal local en la utilización del equipo donado por el Gobierno cubano.
¿Que Fidel Castro es un dictador? Eso no está a discusión. Pero no por ser ello cierto vamos a dejar de aceptar una donación tan importante como la mencionada.
¿Acaso George W. Bush no es un genocida? Y si su Gobierno nos hiciera una donación igual, ¿la íbamos a rechazar por ese motivo?
Se afirma también que Fidel debe tener algún interés oculto; porque nadie hace una donación de ésas sin recibir algo a cambio.
En el caso de Castro podría aceptar esa afirmación, pero no en todos los casos ya que yo creo en el altruismo y la filantropía y me consta que hay muchas personas que dan parte de sus haberes sin esperar recibir algo a cambio.
Pero quiero pensar que Castro tiene una intención oculta. La que sea, dudo que tenga qué ver directamente con el Gobierno de Coahuila. Más bien pienso que su intención es demostrar que puede estar peleado con el Gobierno Federal, con Vicente Fox (por aquello del: “Comes y te vas”, y algunos otros detalles de índole diplomático), pero que su pleito no es con el pueblo de México y quizá para ello utiliza esta oportunidad para evidenciarlo.
Si ése fuera su interés, simplemente podríamos decir: que con su pan se lo coma.
Por otra parte, también se afirmó por ahí que los empresarios americanos podrían disgustarse por esa visita y no invertir en Coahuila.
Me parece que eso es desconocer cuáles son los intereses que mueven a la mayoría de los inversionistas extranjeros, pues conozco muy pocas empresas de ese origen que realmente arraiguen en los lugares en que invierten y que apoyen a las comunidades en las que se asientan.
Muchas sólo buscan la mayor ganancia a costa de lo que sea. Prueba de ello es que explotan a los trabajadores, los tratan mal y se la pasan amenazando con que van a retirar sus inversiones si el Gobierno no les da tales o cuales ventajas y les resuelve los problemas sindicales que puedan tener.
Las inversiones verdaderamente valiosas no se fijan en detalles como el comentado. Buscan sí la seguridad de su inversión. Pero sobre todo, condiciones favorables para su desarrollo y el de sus ejecutivos y empleados.
Si tal fuera el caso, valdría preguntarse: ¿Para qué queremos aquí inversionistas medrosos que se asusten con las seniles barbas de Fidel? ¿Para que realicen alguna inversión de poca monta que pueden retirar de la noche a la mañana? Vale recordar, a este respecto, lo que ha sucedido con algunas maquiladoras que un día estaban aquí y al siguiente se fueron.
Que tampoco digan que a qué van a Cuba a operarse si aquí hay donde se hagan esas intervenciones quirúrgicas, porque la pregunta sería: ¿También aquí las harían gratuitamente? Porque cada una de ellas cuesta entre seis y dieciocho mil pesos en promedio.
La crítica, en suma, siempre será buena, a condición de que sea razonada. De no ser así, es obvio que son sólo ganas de figurar.