LOS PUBS DE LONDRES
POR RICARDO RUBÍN
Los ingleses siempre han sido buenos catadores del vino de Burdeos, al que llaman Clarete, y lo toman junto al vino de otos países, pero siguen siendo fieles a su bebida preferida: la cerveza.
Hay varias clases de cerveza inglesa, pero entre las preferidas está la llamada ?Stout?, obscura y nutritiva, cuya variedad más conocida es la ?Guinnes?. Otra, la ?Bitter?, muy popular, con marcado sabor a lúpulo; la ?Mild?, de color obscuro rojizo, muy dulce; la ?Lager?, que es clara, tipo continental; y la famosa ?Ginger Ale?, que no tiene alcohol y cuyo nombre de jengibre nada tiene que ver con la espumosa cerveza.
Todo esto lo aprendí en el pub ?Los recuerdos de Paddington?, cerca del hotel donde me hospedaba, y a sólo cinco cuadras de Regent Park
Acostumbraba ir allí en las noches, a ver a los ingleses en su propia salsa, y supe los nombres y la calidad de los distintos tipos de cerveza gracias a un amigo, Pedro, de origen peruano, que se ofreció a instruirme en ello.
Pedro, cantinero del pub, me servía cada noche un vaso de cerveza de distinto tipo, para que las fuera conociendo, pues hay en Inglaterra tanta variedad de cervezas como de clases de té.
También aprendí que hay muchas clases de whisky, pero en Londres supe que cuando alguien pide simplemente ?un whisky?, enseguida le sirven un Scotch.
Ahora, si quiere usted pasar por inglés, ordene al barman en voz alta un ?gin and tonic? o un ?Sherry? (vino Jerez). Son bebidas sofisticadas y poco solicitadas por los turistas, pero de bastante consumo por los buenos bebedores ingleses.
?Los recuerdos de Paddington? era un pub curioso. Tenía dos puertas de entrada, un largo y ancho pasillo a todo lo largo, el mostrador enmedio, y otro pasiIlo que daba a un amplio salón con mesas, reservados, y espacio para jugar a los dardos.
Las paredes estaban adornadas de cuadros de distintas épocas de Inglaterra, incluyendo algunas pinturas de la campiña y grises escenas de caza.
Era un pub muy discreto, con un tono de sencilla elegancia, y era frecuentado también por algunos jinetes que, sin quitarse las elegantes vestimentas que usaban para practicar la equitación en el parque cercano, iban a mitigar su sed.
El pub era también muy visitado por gente del barrio, estudiantes y empleados, pues estaba en una zona populosa, cerca de las estaciones Paddington del Metro y del ferrocarril que va a lugares cercanos, y que llega hasta la costa de Weymouth, donde se podía subir a un transbordador para ir a Cherburgo, en Francia.
Así como alternaba las distintas clases de cerveza para mi educación en dicha especialidad, Pedro me ayudó a saborear los distintos y muy típicos platillos de la cocina inglesa.
Recuerdo algunos de mis favoritos, no todos, pues son muy variados aunque se diga lo contrario de la gastronomía de la Gran Bretaña.
Los puddings son de distinta clase, y acompañan a muchos guisados. Pero mi predilección sigue fiel a los ?potted shrimps?, que son camarones pequeños fritos en manteca y conservados en un jarro para concentrar su sabor; el tradicional ?Yorkshire Pudding?, cuyo secreto es el paté que lleva y que absorve el jugo de la carne y le da ese sabor tan especial que tiene; y el ?Steak and Kidney Pie?, hecho a base de carne, riñones, pudding y siempre servido caliente.
Pedro siempre fue espléndido conmigo y a menudo, sin yo pedírselo, me servía la cerveza acompañado de un pedazo de queso. El ?Stilton? es el mejor, y aunque los conservadores dicen que sólo debe comerse cuando está bañado de Oporto, la verdad es que de cualquier manera sabe bien. Otros buenos quesos que recuerdo son el Cheddar y el Leicester, aunque un poco secos.
En los pubs ingleses existe la costumbre de avisar a los clientes que falta una hora antes de cerrar el local, para lo que se toca una campana. Eso hace que todos pidan nuevos vasos de cerveza y se apresuren a terminar los platillos de comida que ordenaron.
