CRÓNICA DE VIAJE
TOLEDO, LA CIUDAD-MUSEO DE ESPAÑA
POR RICARDO RUBÍN
A Toledo, una de las ciudades más bellas y antiguas de España, le dicen la ciudad-museo porque es la única que conserva el más puro espíritu español de la época medieval.
Está aún parcialmente amurallada, y es un hacinamiento de iglesias, sinagogas y mezquitas que se encuentran y se pierden en sus calles estrechas y empedradas.
Toledo fue construida en un terraplén rocoso rodeado por el río Tajo, y está muy cerca de Madrid, por lo que se puede ir y volver el mismo día. Pero se necesita más de ese corto tiempo para conocer bien la ciudad, recorrerla y admirarla desde varios ángulos, pues todos ofrecen sorpresas y cautivan por su belleza y perfección.
Se puede llegar allí en autobús o ferrocarril, y aunque es una ciudad cara, se recomienda hospedarse en algún hotel cómodo y barato. Este columnista lo hizo en el Hostal de las Armas, sobre la Plaza Zocódover.
Precisamente allí se encuentra la Catedral de Toledo, imponente construcción gótica que encierra obras de arte gótico, barroco y del Renacimiento. La entrada principal a la catedral es por la llamada Puerta de Mollete, detrás de la torre principal, que conduce al claustro.
Otro de los principales atractivos de esta pequeña ciudad es su Alcázar, al Este de la catedral, que conserva su historia aunque ya nada de su obra es original, pues fue quemado y bombardeado varias veces. La última, en 1936, durante la Guerra Civil Española.
Visita obligada en Toledo es también el Hospital de la Santa Cruz, que contiene una rica colección de cuadros de El Greco, el famoso pintor que vivió allí y que ha dado gloria a la ciudad con sus obras. No debe dejarse de admirar uno de sus cuadros excepcionales, El Entierro del Conde de Orgáz. La casa donde vivió El Greco está en el bario judío de la ciudad, y también se puede visitar.
Toledo fue una ciudad amurallada, y por eso tiene varias puertas de entrada. Cada una con su historia, y las más famosas son las llamadas Puerta de Bisagra, Puerta de Mollete y Puerta de Cambrón.
Rodeada por el río Tajo, pocos turistas saben que dicho río llega hasta Portugal y desemboca en el Atlántico, por la ciudad de Lisboa. También no todos se enteran que fue la ciudad más invadida por romanos, germanos, visigodos, musulmanes, moros y cristianos.
Toledo ofrece al visitante la rica y variada producción de su industria artesanal, principalmente la fabricación de artículos de hierro y cobre como balconería y cuchillos, sables, dagas y cinturones. Hasta hace poco, allí se hacían también los estoques que usaban la mayoría de los toreros españoles.
Otra industria que florece bien es la fabricación de sus ricos mazapanes, que llevan por lo menos un 50 por ciento de almendra pura. Otra delicia: su sopa de almendras, fría o caliente, con leche y canela.
Cuando vayan visiten el Bar Ludeña, en la Plaza Magdalena, otro de los centros turísticos de Toledo. Es un lugar de buena comida española y buenos vinos, barato y limpio. Hay también varios pequeños restaurantes en torno a la Plaza Zocódover, la Puerta de Bisagra y la estación del ferrocarril, en el Paseo de la Rosa.
Pero para admirar bien a Toledo hay que ir a sus alrededores, y buscar alguno de los muchos miradores turísticos que hay a una prudente distancia. Desde allí se admira el alto terraplén rocoso que sobresale y la ciudad construida allá abajo, de aspecto imponente pero nostálgico, porque se ve enseguida que es una ciudad vieja, fuera de esta época, de los años en que no comenzaba siquiera la modernidad en que vivimos actualmente.
