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CRÓNICA DE VIAJE

POR RICARDO RUBÍN

VIAJE FUGAZ A VALPARAÍSO

?Cuando llegué a Valparaíso por primera vez, una de las ciudades más importante de Chile, en Sudamérica, me hospedé en el hotel que un amigo me había recomendado, el Brighton, y desde entonces cada vez que vuelvo a dicho lugar me vuelvo a hospedar allí?.

Benito San Román es un viejo amigo mío que ha viajado por medio mundo y que me cuenta lo anterior. Es oficial de cubierta en un barco de carga que navega por todo el mundo, y con el que suelo encontrarme y charlar cada vez que viene a México de vacaciones, lo que sucede un par de veces al año.

Dice que una de las cosas más maravillosas que hay en Valparaíso, sobre la costa chilena del Océano Pacífico, son sus atardeceres. ?Son de vivos y de brillantes colores, pero lo más sorprendente es que a medida que oscurece, el cielo parece aclararse primero y después brillar con una luz blanca inmensa que, nadie sabe por qué, pone colores de arco iris en la fachada de todas las casas.

Y este espectáculo maravilloso se contempla bien desde el Hotel Brighton, situado en lo alto de una colina del cerro Concepción. El hotel merece unas líneas aparte, porque sólo tiene seis habitaciones y es una típica casa de estilo entre habanero e inglés. Fue comprado y remodelado por su dueño actual, Nelson Morgado, amigo de Benito, y tiene pino de Oregón, del que los barcos antiguos usaban como lastre, y una parte de la fachada es de latón, tomado de los contenedores que transportan los barcos de carga. Los cuartos del hotel son cómodos y limpios, con muebles españoles y cuadros de grandes pintores hispanos.

Valparaíso es una ciudad pequeña pero cosmopolita y está cerca de Santiago, la capital de Chile. Deliciosos y típicos de allí son sus cócteles souer, los vinos chilenos, el tango que se baila en muchos salones, los desayunos que se toman en las terrazas de sus cafés al aire libre.

En el pequeño restaurante del Hotel Brighton se desayuna estupendamente, me dice mi amigo Benito. Al mediodía hay un menú abundante, y por la noche tablas de quesos y embutidos y buenos bocadillos. Otros restaurantes dignos de visitarse son el Turri, con parrilladas gigantes y comida criolla, o el Mirador, donde se comen unas empanadas excelentes de mariscos y platillos especiales de la cocina criolla.

La ciudad está rodeada de colinas y del mar y es de topografía quebrada. En muchas de esas colinas hay ascensores o funiculares que ayudan al peatón, y el movimiento de su puerto es tranquilo pero muy activo. Como la ciudad está rodeada de colinas, hay infinidad de casas, humildes y lujosas, que parecen colgar de un balcón.

Una de las mayores atracciones de Valparaíso es la casa donde vivió el poeta Pablo Neruda, llamada La Sebastiana, pues aquí conoció el mar y se enamoró de él. Su casa es una especie de museo y nadie deja de visitarla, pues es una construcción bella y grande.

Valparaíso tiene una vida nocturna muy activa, pero si se quiere más acción, Viña del Mar está muy cerca y es una ciudad más sofisticada y de gran animación. En Valparaíso hay que recorrer su zona portuaria, su barrio financiero (una especie de Wall Street de Nueva York) y ver a los chilenos en plena actividad durante el día en algunas de sus principales avenidas, como son el Camino de Cintura o la Avenida Alemania. Por cuanto a las playas más concurridas, están Long Beach o Playa Ancha. Valparaíso está a solo una hora por carretera de Santiago de Chile, por lo que no es nada difícil ir y venir en poco tiempo.

Mi amigo Benito San Román me cuenta con deleite todo esto, y yo lo escucho con gran atención porque sus palabras me llevan a lugares que aún no he visitado, pero que espero hacer algún día.

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