Por amor al arte, o sea de a grapas. Así empecé a pintar, a dibujar y hacer grabados, sin pretender ganar mucho dinero, nomás que alcanzara para los chicles y el pasaje. Esto demuestra lo tarugo y poco realista que fui en mi adolescencia, aunque en realidad no me arrepiento. Llegué a los 19 años como aprendiz a un taller de grabado y el olor de los barnices y la tinta me enganchó como un perfume exquisito. Podríamos hablar de amor o de manía. Si fue amor, entonces no hay una definición suficiente ni una frase que lo abarque. Si fue manía las palabras sobran y queda el placer de un acto repetido y siempre necesario. ?Grabado: arte de grabar, creación de una estampa?, así lo define el diccionario. Grabado: acto de tomar una lámina de cobre y dibujar sobre ella para después entintarla y presionarla sobre un papel. Como resultado de esto se obtiene una estampa, una imagen surgida del encuentro entre la dureza del cobre, la grasa de la tinta, la humedad del papel y la mano del grabador. ?Grabado: conocimiento elusivo y también generoso, saber antiguo y siempre renovado. Forma de resistir al tiempo pertrechado en un oficio hermoso e ilimitado?. Así lo defino yo. Y amablemente me desentiendo de las teorías y las especulaciones, de los ires y venires, de las novedades y vanguardias. Existe para mí la verdad luminosa de este arte de silencios. Notarán que me estoy azotando. Le tengo tanto cariño a los talleres de grabado, que necesariamente me pongo a tirar un brindis del bohemio en su honor. ¿Quieren saber qué es el grabado? Pueden visitar el taller El Chanate del Icocult (esquina de avenida Juárez y calzada Colón) para ver, palpar y oler este arte centenario. Y de paso pueden visitar la exposición de grabados que el taller Museograbado (creado por Manuel Felguérez) envió a la galería del Icocult, muestra que reúne piezas de varios de los artistas más importantes en el panorama nacional. Las estampas que se presentan en esta exposición hablan del altísimo nivel de calidad que maneja este taller zacatecano. Y ya encarrerados pueden caminar dos cuadras hacia la Alianza Francesa (avenida Matamoros, casi llegando a la Alameda, ahí donde está la mini Torre Eiffel), en cuya galería se exhiben los grabados realizados en Torreón por el maestro tapatío José Fors, dibujante excepcional, profundo conocedor de las técnicas del grabado y notorio rockero (es vocalista del grupo La Cuca). En esta muestra Fors parte de un dibujo realista para transitar hacia una visión estilizada y expresiva de las formas. Es una colección significativa, que brinda un panorama claro de los cuestionamientos del maestro Fors. En fin, grabados por aquí, grabados por allá. Desde José Guadalupe Posada, pasando Francisco Toledo, hasta los chavos (varios de ellos excelentes) que lo practican en Torreón, el grabado demuestra ser una técnica vigente y muy apreciada por un importante segmento de los artistas, los coleccionistas y el público. Sea pues. Una columna en el periódico implica un cierto grado de objetividad que hoy he tirado por la borda para hablar de un oficio antiguo que se incrustó de forma permanente en mi vida y que desde hace años practico, básicamente, por amor al arte.
PARPADEO FINAL
Y cuando empecé en esto del grabado la pintura y la artisteada era un flaco ojeroso que podía trabajar en la madrugada y jugarle al Van Gogh transitando solitario por la Ciudad de México. Hoy ando en las broncas de pagar la renta, enredos con el pago de teléfono, ya me pasé mi ratito en el hospital por corajudo, he aumentado dos que tres tallas y si me desvelo al otro día ando como mapache de ultratumba balbuceando mensada y media. El tiempo pasa por encima de uno, pero el arte sigue y seguirá. Y olé por los aferrados.
Comentarios: cronicadelojo@hotmail.com
