Es fácil nortearse de a feo en el mundo del arte. Coincidimos en que la pintura, la escultura, el grabado, el dibujo, la acuarela, etc? son las bellas artes. Por ahí suman al cine como el séptimo arte. Pero luego vienen unos cuates a ensamblar trebejos y lo llaman ?instalación?. O hacen una serie de cabriolas embarrados con lodo y lo llaman ?performance?. Y a cada nueva loquera le acompaña su respectivo apodo: arte objeto, land art, documenta, etc? de hecho la propia pintura tiene sus etapas y sus ?ismos? interminables: surrealismo, tachismo, expresionismo. Es común que el público pierda la calma ante tantas y tan variadas expresiones del arte y terminen por mandar todo a la goma para preguntarse cosas como ¿a poco es arte tanta porquería? Ante este panorama sugiero calma. Hay pinturas brillantes y pinturas que no valen un céntimo así como hay instalaciones y performance brillantes y otros que son de a tiro. Entre las nomenclaturas del arte actual se esconden conceptos y cuestionamientos sumamente interesantes y antes de tachar a priori conviene leer un poco acerca del contexto y el tiempo en el que se presenta la obra de arte.
Por un lado está la noción, parcialmente cierta, de que el arte puede ser entendido por todos, sin embargo la realidad es que se requiere de un estudio u orientación previa para digerir el trabajo de los artistas. Es un trabajo largo, que en el mejor de los casos comienza desde la infancia, con una educación orientada, entre otras cosas, a desarrollar un sentido armónico a través de la apreciación artística. Es menester eliminar las explicaciones simplistas o los clichés de las bellas artes, olvidarse de buscar lo ?bonito? y ver en las artes una herramienta de exploración del ser humano. Estoy convencido del cambio que se puede operar en una persona a través del arte. La vida se puede volver algo mucho más variado si uno suma a su cotidianeidad las experiencias de otros hombres del presente y el pasado, experiencias atrapadas en una pintura, una instalación, una fotografía o un libro.
Si de plano uno quiere estudiar este azaroso andar de los artistas a través del tiempo, es imprescindible contar con una buena memoria para retener los centenares o miles de terminajos que brincarán en el camino. Aquí se desprende un aspecto a veces negativo del mundo de las artes, que es lo abigarrado y especializado del lenguaje. Se pueden escuchar frases curiosas entre los artistas como: ?fulanito documentó su pieza para resemantizar su concepto a través de una intervención posterior? y ahí es donde el público y no pocos artistas se quedan con cara de ¿what? Ok, es necesario estudiar para comprender el arte pero a veces de verdad se requiere de un traductor para saber qué está pasando. Es así como se hacen genuinas logias de gente que sabe chorromil conceptos que un simple cristiano desconoce. Me acuerdo del joven Murrieta cuando narraba los toros: ?es un toro abanto, bragado de perfil aplomado y aldinegro? jo, qué dijo quién sabe, uno ve un cuate con mallas y un toro dando vueltas por la plaza. Lo demás queda a nivel entre nos para los especialistas. Así como el lenguaje taurino, el idioma del arte se puede cerrar e incluso intimidar a todo el que se acerca. Pero que no los asusten con el petate del muerto, que todo tiene explicación. Sean estas líneas un llamado a todos los que se interesan en el arte y lo ven como una ciencia ajena: el arte está siempre cerca del hombre y la nomenclatura se desprende del deseo del hombre por delimitar y clasificar. Mas allá de los nombres están las realidades de los objetos y las ideas diseñadas para conmover y apelar a las fuerzas invisibles del alma humana.
PARPADEO FINAL
Me rindo. Me cambio de casa. Las huestes Montessori atacan todas las noches y plantan su base de operaciones en la puerta de mi casa. Juegan, gritan y se retuercen por horas y cada alarido genera un doloroso jalón en las deterioradas cuerdas de mi sistema nervioso. Me retiro a un lugar más apacible ante el embate de los niños y con esto confirmo la teoría de Paty que dice que soy un pitufo gruñón. Ni modo. Odio odiar.
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