?Dalí me invitó a pasar unos días en su casa y al llegar a Figueras yo le conté un sueño que había tenido un poco antes, en el que una nube desflecada cortaba la luna y una cuchilla de afeitar hendía un ojo. Él, a su vez, me dijo que la noche anterior había visto en sueños una mano llena de hormigas. Y añadió: ¿y si, partiendo de esto, hiciéramos un película??, cito este párrafo de un libro estupendo, Mi Último Suspiro, la autobiografía de Luis Buñuel.
El episodio ocurrió en 1929, ambos, Dalí y Buñuel aún no cumplían los 30 años y nunca habían hecho cine y el mencionado diálogo dio como resultado la película Un Perro Andaluz, pieza clave en la historia del movimiento surrealista.
Esta anécdota ilustra a la perfección la génesis de muchos (podría decir, la mayoría) de los proyectos artísticos. En café, en la calle, a solas o acompañado, viene una idea y la pregunta: ¿qué tal si?? ¿Qué tal si hacemos un performance con seis mimos y tres jirafas? ¿Qué tal si nos pintamos y hacemos de estatuas vivientes? ¿Qué tal si le hacemos un homenaje a fulano? ¿Qué tal si dibujamos todos sobre un tema? ¿Qué pasaría si colgamos nuestros cuadros en la calle? En fin, las ocurrencias son innumerables, muchas son vanas y otras tantas trascendentes.
La cuestión es que alguien tiene el chispazo neuronal y le avisa a los cuates, prende la idea y se hace una bola de nieve que arrastra a muchos hasta completar locuras estupendas, como envolver con tela todo un edificio o desnudar a tres mil gentes para una foto. El ambiente del arte es imprevisible y cuando se juntan los locos hacen del mundo un papalote. Esto fue justo lo que sucedió en la exposición Papalotes, que Alas y Raíces del Conaculta presenta en el anexo del Teatro Isauro Martínez. Supongo (aunque no lo sé de cierto, diría el poeta) que fue la directora del programa, la Sra. Sonia Salum, quien tuvo la idea de ensamblar esta muestra que reúne a varias de las firmas más conspicuas del arte mexicano (Felguérez, Toledo, Cuevas, Aceves, Rippey, entre muchos otros) en torno a la figura del papalote. La colección tiene sus puntos altos y bajos pero es interesante en su conjunto, ya que marca contrastes y aproximaciones técnicas muy diversas. Por ahí percibo alguna obra por compromiso y varias piezas (Como el Cangrejo de Toledo) que en su sencillez destilan maestría y conocimiento del oficio. Siendo una exposición infantil y suponiendo que alguno que otro niño desorientado esté leyendo esta columna me veo obligado a hacer la sugerencia de rigor: niños, lleven a sus papás, porque ya saben que siempre es pertinente darles una barnizadita cultural ya que luego les brota el cobre a la menor provocación y no está uno para corajes. Además, unos papás cultos son sello de distinción y refinamiento y en un descuido hasta los pueden presumir. Francamente es una buena oportunidad para ir en familia a checar los papalotes congelados en lienzos, papel y ensamblajes. El tema es ligero por naturaleza, pero los artistas lo hacen rico y colorido. Quien quita y hasta se animan a hacer su propio papalote. En fin, celebro las iniciativas de Alas y Raíces, institución que muestra cómo las ocurrencias pueden tomar vida propia y despegar el vuelo. Y ojalá estos proyectos aterricen más seguido aquí en Torreón, donde hay tanta hambre por ver cosas nuevas. Papalotes, en el anexo del Teatro Isauro Martínez, se exhibe de lunes a viernes de 10:00 a 1:00 y de 4:00 a 7:00. Para visitas guiadas, lo pueden checar en los teléfonos del Icocult Laguna, al 712-46-00 y 05. Ahí está, no digan que no avisé.
PARPADEO FINAL
La semana pasada desarrollé el tema de la pedantería en los artistas. De inmediato fui cuestionado vía Internet: ?seguro es una indirecta, dime ¿quién es, de quién hablas??. En realidad no era cachetada para nadie. La pedantería (también conocida como lactancia tardía) es un mal que a todos nos pega en uno u otro momento. Al final, los aires de grandeza son bronca de cada quien. En fin, es curioso ver que cuando lanzo flores, ni quien las pele. Arrojo pestes y recibo comentarios, mails y felicitaciones. Definitivamente la gente quiere leer sangre. Ok, a petición del público ¡la sangre ha de correr! Ahahahahaha (risa macabra con eco y todo).
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