Buenas noticias y manteles largos por los rumbos de la Juárez y Colón. Patricia Hernández ganó el premio de adquisición en el Décimo Concurso Nacional de Grabado convocado por el Museo del Quijote de Guanajuato. Aquí cabe destacar dos cosas: una, que el maestro Octavio Bajonero fue quien presidió el jurado y dos, que es una gran cosa que los laguneros figuren en concursos de corte nacional (e internacional, cuando se puede).
Voy por partes: si bien el maestro Bajonero no es un personaje de marquesina y ultra conocido como Cuevas o Toledo, si se trata de un eje fundamental de la gráfica mexicana reciente. Fue fundador del taller de grabado del Molino de Santo Domingo, donde se formaron varias generaciones de artistas (como Juan Manuel de la Rosa, Nunik Sauret y Flora Goldberg), además de volverse un punto de reunión para varios de los grandes nombres de los años 70 y 80 (Messeguer, Béjar, Arévalo). Que una persona de este nivel califique las obras, le da un toque muy especial al premio obtenido por Patricia y al evento en general.
Por otra parte el concurso del Museo del Quijote en poco tiempo se ha vuelto tradicional y a él acuden con gusto varios jóvenes de distintas partes del país, convirtiéndose así en uno más entre los foros donde se definen los ?quién es quién? de las nuevas generaciones de artistas gráficos.
Estos eventos son clave en la consolidación de las nuevas generaciones y son fundamento curricular para cualquier artista. Es común en Torreón (y en muchos otros lados) que los artistas se inflen como globos sin tener ningún asidero, ni justificación clara. Como todo profesionista, un artista debe hacer méritos tangibles, pasar exámenes verdaderos para acreditarse como una persona capacitada y por supuesto, para darle un justo valor a su obra. Aquí es donde valen los concursos, bienales y exposiciones donde el artista se gana un lugar ante un jurado y un público que busca lo mejor. El Encuentro Nacional de Arte Joven dio el primer gran impulso a carreras de artistas hoy tan destacados como los hermanos Castro Leñero o Gabriel Macotela. En Torreón, el concurso de Arte Nuevo también ha marcado a una generación de creadores locales.
Más allá de la visión romántica del pintor de género, están las propuestas frescas y las búsquedas que poco tienen que ver con una visión light de arte decorativo. Es en este punto donde los concursos pesan y definen las carreras de los autores con una visión personal. Me da mucho gusto que en Torreón se estén acabando los tiempos del cuento y la fantasía del arte y poco a poco se vayan forjando carreras hechas con realidades. Hoy felicito a Patricia, pero también es menester recordar a otros chavos que buscan su espacio y lo hacen con exitosas participaciones en México y el extranjero: Román Eguía, José Jiménez, Ana Villar, la raza de Máscara Vs. Cabellera, el Erasmo y Luis Sergio. Ojo, de ninguna forma considero que ésta sea la única generación meritoria. Solamente señalo que contrario a lo que podríamos pensar en una primera instancia, actualmente hay mucha tela de dónde cortar.
No todo es gris en este panorama desgarrado por las derechas y las izquierdas. Hay gente que sigue creando y contra toda la oposición y las trabas de una sociedad en desarrollo, aún les queda mucho por delante. Que sea para bien.
PARPADEO FINAL
Me manda un mail Valeria y dice que no lee mi columna, que se salta directo al parpadeo final para ver qué desgracias me han pasado y reírse un rato. Ah qué caray. Quisiera decirte que esta semana no me ha pasado nada, que ahora sí se te cebó. Pero resulta que fastidié la ciática y ahora no encuentro una posición que me resulte cómoda. Yo creo que estoy somatizando mis preferencias electorales, donde no hallo cómo sentirme -ni cómo sentarme- a gusto. Creo que estos últimos días me han echado polvos de murciélago, si alguien hace limpias que mande un correo, creo que urge una barridita. Feliz semana y hasta la próxima.
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