El que paga manda y como dirían algunos amigos pintores: a cuadrito dinerito y a cuadrote dinerote. La historia del arte está construida a partir de las comisiones que los ricos delegan en los artistas. Rembrandt tenía una tarifa bastante clara para sus retratos, que variaba, obviamente, de acuerdo al tamaño, pero también dependía de la ubicación del individuo. En su ronda nocturna, por ejemplo, los personajes frontales pagaron una suma considerable y le salió más bara a los que estaban allá atrás, en medio de la bola. Miguel Ángel se dejó pedir pigmento de lapislázuli para el azul de su monumental Juicio Final. El lapislázuli se producía en Afganistán y se vendía más caro que el oro en Venecia. Pero el Papa Julio II era el que pichaba, así que por lana no pararon. El arte no es barato y como dirían los regios con su macroplaza y sus macromuseos: ¡que no se respire miseria!
Ahora Fox anda con el apuro de cerrar con broche de oro su administración con una gran obra en este caso la mega biblioteca José Vasconcelos, tan criticada y al final de cuentas, eclipsada por los trompones de la lucha electoral. De hecho ni quien se acuerde de Fox ahora que Calderón y El Peje se están rompiendo el hocico y para acabarla de amolar en pleno Mundial.
Pero sean peras o manzanas ya construyeron la macro biblioteca y como no todo es concreto y anaqueles se contempló (cual cereza sobre el pastel) colocar una obra de arte monumental dentro de la biblioteca. El encargo recayó en Gabriel Orozco, genuino Ronaldinho del arte contemporáneo. Fue una sorpresa que lo comisionaran y considerando el método de trabajo de Orozco, fue mayor sorpresa que aceptara.
La siguiente pregunta fue cómo resolver el problema de una obra pública a gran escala. La solución de Orozco fue estupenda: una ballena flotando en la gran nave de la biblioteca. ¿Por qué? Pues porque el artista así lo dijo y la lana lo permite. Sobres pues, dicho esto, se fueron a Baja California a buscar un esqueleto de ballena, mismo que encontraron, limpiaron y trasladaron a la Ciudad de México para ser ensamblado e intervenido con lápiz por el artista y su equipo. La obra, entonces, es un punto medio entre la taxidermia, la escultura, la arquitectura y el dibujo. Hay un buen artista, hay billete, autoridades que apoyan, tiempos políticos favorables, hombre, qué más se puede pedir. Fondos, apoyo y libertad de creación. Así se crean las obras memorables.
A este respecto Gabriel Orozco comentó: ?Ésta es la propuesta arquitectónica más importante que se ha hecho en México en los últimos años. A nivel estético y arquitectónico es un espacio memorable. Yo espero que se vea bien la ballenita?. Me encanta la última línea. Por lo pronto la ballena ya está colgada de la biblioteca y yo ando en el solazo lagunero esperando las vacaciones de verano para ir a verla en persona y ver si es la mera verdad. Como lo señala Carlos Rentería, el éxito de la pieza vendrá cuando los chavos y la gente en general la adopte y corone la obra con una frase sencilla: ?Nos vemos en la ballena?. Moraleja, políticos de Torreón, presentes y futuros: si quieren entrar en la memoria de la gente limpien un poco las telarañas de su mente y piensen en invertir en arte. No es dinero tirado a la basura. Es una cuña poderosa que enriquece la vida cotidiana y entra en la memoria de una población. Pónganse la pila, que ustedes se lucen, los artistas crean y la gente aprende. Es ganar ganar, señores. Por lo pronto yo ya quiero ver la ballenita.
PARPADEO FINAL
Mi mente se encuentra en una encrucijada: un hemisferio completo se ocupa del futbol y el otro apenas puede con las responsabilidades cotidianas. Mi traqueteada mente anda funcionando al 30 por ciento. No sé si llegue a fin de mes, seguro me da una embolia gritando gol. Lo cierto es que el milagro se ha operado, me he vuelto una triste metáfora del mexicano que antepone el calendario de juegos a la boleta electoral. Enfermedad, escapismo o mera salud mental. Ustedes dirán. Salud y hasta el jueves.
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