El Nico era capaz de imitar a la perfección a cualquiera de los maestros o alumnos de la secundaria. Era un gandalla que repartía trompadas y albureaba a los menos despiertos. También era un buen amigo. Allá lejos, por los años 80, pasé una tarde estudiando en su casa. Sus papás se habían ido. ?Ahorita vengo?, dijo de repente. Tardó mucho y cuando regresó me llevé un buen susto y al mismo tiempo solté una carcajada: ahí estaba El Nico, maquillado y vestido de mujer. Salí corriendo. Al otro día le conté la anécdota a un amigo: ?¿a poco no sabías que Nico es maricón??, me dijo. ?Pero cuando está vestido normal ni parece?, contesté. Consideré que vestirse de niña no lo hacía mejor ni peor persona, muy su locura. Supongo que ahí entendí que el trasero de cada quién es una jurisdicción sagrada donde prevalece la voluntad personal. Si la sociedad ha de juzgar será por el papel que uno desempeña dentro de ella. Y si el Niño Dios llora cada que se comete un pecado, será él quien en su momento juzgue y los demás pico de cera y a callar que cada quien sus posaderas. En fin. Al pasar de los años encontré en el mundo de las artes a muchos más gays y lesbianas (asunto que no es exclusivo ni mayoritario en esta profesión). Los ejemplos de una estética gay se pueden trazar desde los griegos hasta Wilde, pasando por Virginia Woolf, Villaurrutia o Julio Galán. En las artes la sexualidad es un laberinto donde cada artista es una suerte de Minotauro extraviado que habla de su placer y su dolor. La diversidad sexual parte de las artes y poco a poco se integra en la sociedad como lo demuestra la tradicional semana cultural lésbico-gay del Museo Universitario del Chopo en el DF. En Torreón hay miles de homosexuales dentro y fuera del clóset, pero prácticamente no hay artistas que integren este factor en su obra y casos como el de Chuy Flores y sus excelentes series de fotos son una afortunada excepción. La hipocresía y homofobia siguen permeando a la sociedad lagunera y muchas declaraciones de notorios funcionarios dan cuenta de ello. Más vale despertar del letargo ya que hay debates que nos alcanzarán tarde o temprano. El matrimonio homosexual, por ejemplo, es un tópico de suma importancia. Cierto, el amor entre el mismo sexo es perfectamente viable y la Ley no debe limitarlo. Por mi parte, mi mente heterosexual maquina sus objeciones: ?ok, se aman, se casan, es su bronca? pero adoptan hijos y sus hijos les enseñan a los míos que la homosexualidad es lo que rifa, demonios, ¿entonces qué hago??. El asunto tiene espinas que sólo la información precisa puede pulir, aunque tal vez todo empieza por el buen humor. Viene a mi mente una tarde nublada de la capital, la marcha del orgullo gay en pleno y los policías preventivos vigilando la zona. Un grupo de travestis grita una consigna lapidaria: ?¡Policía! ¡Escucha! ¡tu hijo se llama Lucha!?. Carcajadas de los uniformados y santa paz al final. Son muchos los artistas (muertos y vivos, del pasado y el presente) y los amigos gays que admiro y aprecio. Comprendo que el amor y la sexualidad tienen muchas formas y que hay para todos en este mundo. Aún así, superar la homofobia no es fácil, al menos, no lo ha sido para mí. Supongo que la amistad es un buen principio para comprender las circunstancias y evitar los juicios lapidarios que sólo llevan a una discriminación injustificada y estúpida.
PARPADEO FINAL
Y para redondear el tema dense una vuelta por la exposición del artista Oliverio Hinojosa, Coahuilense (ya fallecido) que protagonizó un periodo importante del arte nacional. Mis felicitaciones para Ionne Villarreal, directora de Cultura en Gómez Palacio, hace tiempo que las mejores exposiciones estaban sólo en Torreón y ahora Gómez saca la casta con este excelente montaje ubicado en el Centro de Convenciones Francisco Zarco. Salud y que sigan más muestras de este calibre.
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