El Siglo de Torreón
CD. LERDO, DGO.- Detrás de dos enormes árboles, se puede observar un viejo triciclo amarillo... es Julia Lugo Delgado, quien desde hace más de 23 años, se ha dedicado a la venta de revistas y viejas novelas en la esquina de la avenida Morelos y calle Ocampo de esta ciudad.
?La idea nació de mi padre, quien ya falleció?, relata aquella mujer, quien además de dedicar gran parte de su vida al comercio, se ha dedicado a su hogar.
?Mi padre era de la Ciudad de México, pero un buen día decidió venir a vivir aquí, pero como no había mucho dónde trabajar, optó por vender revistas, algo que es muy común en aquella ciudad?, dice Julia, mientras despacha a uno de sus clientes más frecuentes, el cual con tan sólo una moneda de cinco pesos, pudo llevarse a casa una revista de 1997.
Aquella mujer de avanzada edad, dice estar feliz con lo que hace, pues además de haber sido una herencia de su padre dicha profesión, comenta que gracias a ella, ha conocido infinidad de personas, ?no estoy encerrada, además siempre sucede algo nuevo y totalmente diferente, pero lo mejor es que conoces a muchas personas?, dice la mujer comerciante.
Julia comenta que, aunque viejas, sus revistas son de las más vendidas, ?pues cuentan con artículos más interesantes que las nuevas, además están mucho más baratas?, menciona la comerciante, mientras poco a poco va acomodando una a una, todas aquellas revistas, dentro de las cuales se encuentran algunas del año 1970, aún en buenas condiciones.
Aquella comerciante y a la vez ama de casa, platica que debe viajar a la Ciudad de México para surtirse de novelas de años anteriores, tal y como lo hacía Miguel su padre, hace ya algunos años atrás.
Para Julia, no existe un sueño más grande que el que uno de sus hijos siga la tradición, que por años ha permanecido en la familia, ?sí me gustaría, pero por lo pronto estoy enseñando a mi nuera, quien me cubrirá en mis ausencias?, mencionó.
La vendedora de revistas asegura que deberán pasar varios años para que ella decida abandonar su negocio, ya que se dice enamorada de todo lo que hace.
Antes de marcharse, Julia tomó las más de 500 revistas para después guardarlas y encadenar su triciclo, en un negocio cercano a su pequeña esquina, en el cual ha visto pasar parte de su vida.
