Ronaldinho era un juvenil sin fama cuando Francia derrotó a Brasil 3-0 en la final del mundial de 1998.
"Fue muy triste, lo recuerdo bien", manifestó el astro en la víspera del choque de cuartos de final.
FRÁNKFURT, ALEMANIA
AP
Cuando Brasil y Francia reediten hoy esa final, Ronaldinho saldrá como uno de los jugadores que no vivieron en carne propia esa debacle y que puede marcar la diferencia esta vez.
Pero el mejor jugador del planeta en los últimos dos años ha estado lejos de mostrar ese juego de fantasía que despliega en el Barcelona. Además, ha visto alargar en Alemania su sequía de goles con la selección.
"Mi prioridad no es anotar, sino ayudar a los delanteros a que marquen goles", afirmó Ronaldinho por enésima vez.
En la selección, el técnico Carlos Alberto Parreira lo tiene jugando mucho más atrasado y detrás de la línea de los delanteros, lo que le impide tener un papel más protagónico.
Ronaldinho y Kaká son los encargados de armar jugadas y alimentar balones a Ronaldo y Adriano, dentro de un esquema ofensivo que ha sido bautizado como el "cuadrado mágico" y al que Parreira le está apostando todo.
Aunque no se ha quejado, en el último partido ante Ghana por los octavos de final, Ronaldinho hizo un gesto de enojo cuando Cafú no le hizo una asistencia en momentos en que se encontraba sólo en el área chica, algo que muy pocas veces se ha visto en el mundial.
Parreira ha valorado el trabajo de Ronaldinho, pero al mismo tiempo admite que lo mejor del futbolista no se ha visto a plenitud.