Miles de niños comerán la rosca de Reyes, más ya no esperan que les dejen regalos
El Siglo de Durango
Son niños, pero en sus miradas ya no hay brillo alguno cuando oyen hablar sobre la venida de los Reyes Magos. Ya no creen que estos místicos personajes les dejen regalos en sus zapatos; por eso, hace mucho tiempo que dejaron de escribirles cartas.
Para ellos este día es como cualquier otro. Tal vez en su casa coman la tradicional rosca de Reyes, pero por su cabeza no pasa la esperanza de que alguien les brinde un obsequio.
Víctor Manuel Sánchez Santos al lado de su hermano, Jesús Alberto, y su amigo Gabriel Omar Hernández Rivera se dedican a la venta de periódicos. Todas las mañanas andan de un lado para otro en busca de clientes que les compren las noticias del día.
Son desconfiados y cuando ven acercarse a alguien con gafete algunos corren, pues temen que se trate del personal del DIF, quienes los invitan a incorporarse a los Talleres Protegidos.
Lo mismo cuando hace frío que calor y aun en los días festivos salen a ganarse algunas monedas. Por eso, en este día donde un importante número de chiquillos disfrutarán de los presentes traídos por Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres continuarán con su rutina diaria.
Gabriel Omar tiene 11 años de edad. Dice que vive en la colonia Las Palmas. Narra que sus papás trabajan en una maquiladora, de siete de la mañana a siete de la tarde. En todo ese tiempo, permanece con su abuelita. Indica que tiene dos hermanos y él es el mayor.
Al preguntarle si cree en los Reyes Magos, responde tajante que no. ?Hace como cuatro años que dejé de creer?, ilustra para después explicar que sus padres le contaron cómo funciona la entrega de regalos. Además, por lo general ponía su petición escrita de juguetes el 24 de diciembre, es decir, esperaba al denominado Papa Noel, aunque en la actualidad tampoco cree en este personaje.
Asegura que en este día sí comerá rosca de Reyes pero no muestra mucha emoción por este suceso y se pone a jugar con sus compañeros de trabajo.
Víctor Manuel y Jesús Alberto del mismo modo platican que hoy habrá el tradicional pan con muñecos escondidos en su mesa, el cual compartirán con su familia. ?Pues a mí sólo me dan un regalo el día 24 de diciembre, pero nunca he creído en eso. Antes le pedía a Santa Claus una bicicleta?, exterioriza el primero pero agrega que tardó muchos años en concederle su deseo.
Jesús Alberto, por su parte, es también escéptico de esta ilusión que aún mantienen muchos menores de edad. ?Todavía ni nacía y ya ni creía?, bromea el pequeño, quien luce un tanto desaliñado en una fría mañana.
De esta forma, los tres continúan su camino porque todavía les falta periódico por vender. Juegan y gritan, sin olvidar el compromiso que tienen de llevar a sus hogares una entrada extra para suplir sus necesidades o antojos, minimizando el hecho de que en el Día de Reyes no habrá en sus árboles de Navidad una dádiva que les dé felicidad.
