Durante la madrugada, y hasta el mediodía, uno de los cuerpos permaneció afuera del hospital
TEPEHUANES, DGO.- Cuatro muertos fue el saldo de una balacera que se presentó la madrugada de ayer en la zona Sierra del municipio, entre un grupo de individuos que después de trabajar juntos ingerían bebidas embriagantes, para después por discusiones sin sentido pasar de las palabras a las armas.
Informó el vocero de la Policía Ministerial destacamentada en Santiago Papasquiaro que los cuatro individuos durante el sábado 29 de abril se desempeñaban apagando un incendio forestal, cuando momentos después de controlarlo decidieron ingerir bebidas alcohólicas, en la zona boscosa en donde abatían el siniestro para después trasladarse a la localidad de La Vinata.
Comentó que al parecer los sujetos discutían desde que se dirigían a La Vinata pero seguían tomando juntos, hasta que debido a los estragos del alcohol de las agresiones verbales pasaron al uso de las armas, decisión que les costó la vida.
Los muertos fueron: Alfredo Hernández Carrillo, de 27 años de edad y originario del poblado La Quebradita; Héctor Manuel Holguín Menchaca, de 25 años, de la localidad El Desmonte; Moisés Cardenal Juárez, de Metates, los tres del municipio de Tepehuanes, mientras que del cuarto únicamente se sabe que le decían ?El Patas?, de aproximadamente 25 años.
Al lugar de los hechos acudió el perito de la Policía Ministerial y el agente del Ministerio Público para tomar conocimiento del delito del que no se tiene a nadie qué acusar, ya que los mismos afectados fueron los culpables, quienes desafortunadamente pagaron con la muerte.
En este caso se procedió a dispensar la necropsia, siendo tomadas fotografías y recolección de pruebas en el lugar de los hechos, mientras que el cuerpo de ?El Patas? fue trasladado al anfiteatro de la ciudad de Durango con la finalidad de identificarlo, ya que no se conoce su nombre ni procedencia.
De la misma manera, el cuerpo de Alfredo fue trasladado por un médico aún con vida al Hospital Regional del poblado de Tepehuanes; sin embargo, al haber recibido dos balazos en la cabeza, mortales por necesidad, murió en el trayecto.
Indicó el vocero de la Ministerial de Santiago Papasquiaro que al no tener delito qué perseguir tres de los cuerpos fueron entregados a sus familiares para darles sepultura, con lo que el caso quedará cerrado.
Sufrimiento prolongado
Al ver que Alfredo Hernández Carrillo se encontraba aún con vida después del tiroteo que se suscitó en la localidad de La Vinata, José María Ortega Zamora, médico de profesión, se abocó a trasladarlo al Hospital Regional de la cabecera municipal para salvarle la vida, situación que no ocurrió.
Alfredo murió en el camino ante la presencia de su esposa Aidé Hernández y sus hijos, quienes viajaban en el mismo vehículo con la esperanza de que se pudiera hacer algo por su familiar.
En punto de las 03:00 horas llegaron a la cabecera municipal, por lo que inmediatamente se dirigieron al hospital con la intención de depositar el cadáver, tal y como se lo había señalado el Comandante de la Ministerial; sin embargo, la enfermera y el pasante de Medicina que se encontraban en el lugar se negaron a recibir el cuerpo.
A pesar de la insistencia de José María Ortega y la esposa del difunto, los encargados del nosocomio no accedieron a la petición, además de negarse a comunicarlos con el Director, que en esos momentos no se encontraba en el lugar.
De esta manera, y al no haber anfiteatro en el poblado de Tepehuanes, el cuerpo de Alfredo permanecía en una camioneta en la vía pública todavía hasta las 13:00 horas del domingo, por lo que al comenzar a emitir malos olores se vieron en la necesidad de colocarle bolsas de hielo.
La negativa del hospital a recibir el cadáver provocó la molestia de la población y la frustración de la esposa; sin embargo, no era obligación del hospital recibir el cadáver, solamente era una opción que los agentes de la Ministerial habían contemplado.
De esta manera, después de que el cuerpo permaneciera desde la madrugada y hasta pasado el mediodía afuera del hospital, al parecer Hernández Carrillo sería sepultado ahí mismo, en la cabecera municipal, por determinación de sus familiares y no en el poblado del que era originario.
