“Por eso estamos como estamos”. Los mexicanos pronunciamos esta frase con frecuencia. La decimos cuando sabemos que un político desvió fondos del erario público, cuando nos damos cuenta que el Gabinete de un gobernante está conformado por personas incapaces de hacer algo en bien de la comunidad o también cuando vemos que un policía es sobornado por un automovilista.
Los últimos presidentes que hemos tenido se alzaban el cuello diciendo que vivíamos en una nación en vías de desarrollo y meses después todos descubríamos que esa era una completa mentira. Mientras en México sigan existiendo vicios como la corrupción y la impunidad, es difícil que podamos hablar de un país que abandone el tercermundismo.
A pesar de todo, México no está tan mal, pues no hemos llegado a extremos como los que se conocen en otras naciones.
Cuba es sin duda uno de los países latinoamericanos con mayor índice de pobreza y todo por culpa de un gobernante que ha puesto sus propios ideales por encima del bienestar del pueblo. Puede ser que alguien esté en desacuerdo conmigo, pues Fidel Castro ha logrado muchas cosas, pero si él fuera un gran presidente, ¿acaso existirían miles de cubanos que sueñan con escaparse de su isla?
En Cuba no hay lujos, con excepción de los que gozan los turistas y los dirigentes políticos. La inmensa mayoría de los cubanos viste en forma modesta. Los zapatos los hacen durar cuatro y cinco años y la ropa que dejan los niños cuando crecen son heredadas por los menores.
En un reportaje transmitido por la televisión, vi que en La Habana cientos de cubanos suelen hacer largas filas en determinadas esquinas antes de que salga el sol. Cuando vi estas filas, me imaginé que les iban a regalar algo, sin embargo eran para comprar el diario “Juventud Rebelde”, que es el que trae más páginas.
Realmente me impresioné de que tanta gente estuviera interesada en leer el periódico, sin embargo, conforme fue avanzando el programa descubrí que en realidad a la gente no le interesa mucho leer las páginas de ese diario comunista, sino que el periódico les serviría para cumplir una función mucho más básica que informar, entretener y educar. La gente lo buscaba con tanta ansiedad para sustituir al papel higiénico que representa un lujo en este país. Pero lo más trágico no es lo que sucede con el periódico, sino con miles de mujeres cubanas que se prostituyen diariamente a cambio de la limosna que les dan los turistas. En dicho reportaje, un joven cubano de 25 años que ahora vive en Miami dijo: “Como hombre cubano me dolía el corazón cada vez que veía a un turista toquetear a una muchachita de 12 o 13 años en la calle y a plena luz del día. Esto es terrible para la sociedad completa porque destruye cualquier base sólida de los valores morales.
“Las familias en muchos casos las mandan obligadas para que se prostituyan porque ese es el medio más fácil y efectivo de conseguir dólares. Yo conozco a padres de familia que me lo han confesado llorando y a esposos que las esperan fuera de las posadas o los hoteles de turistas para asegurarse de que no les pase nada malo”.
Es triste lo que pasa en Cuba y todo por culpa de un hombre aferrado al poder y a sus ideales. Hoy, cuando el mundo especula sobre su probable muerte, sigue manteniendo las riendas de su país.
Algunos llorarán su muerte, pero muchos otros la festejarán. Lamentablemente, es difícil que en la tumba de Fidel se vayan los tiempos de dictadura. Es tan buen negocio ser dictador en Cuba, que seguramente no faltará quien se convierta en el nuevo Fidel Castro y así, seguir sometiendo a un pueblo que merece toda nuestra admiración, aprecio y respeto.
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