Hacemos de nueva cuenta el comentario, sobre la utilidad y la importancia de la prevención en los padecimientos bucodentales.
Aconsejamos no esperar a que tengamos un dolor o un padecimiento que nos aqueje para acudir a recibir servicios dentales, sino por el contrario acudir al profesional dental antes de que esto suceda, con lo cual evitaremos dolores y gastos innecesarios.
Lamentablemente ésta es una de las razones por las cuales observamos bocas con lesiones cariosas muy avanzadas que han involucrado la pulpa dental ocasionando infecciones.
Recordemos que los dientes están constituidos por dentina, recubierta en la corona por esmalte y en la raíz por cemento.
En el interior de la corona, hay una cavidad que tiene distinta forma según el diente, que se prolonga en la raíz o raíces formando uno o varios conductos conteniendo la pulpa dental, es decir, el conjunto de fibras nerviosas, vasos sanguíneos y células especializadas, que conectan al diente con el resto del organismo.
La pulpa tiene prolongaciones que atraviesan la dentina en pequeñísimos conductillos que llegan hasta el límite del esmalte en la corona y del cemento en la raíz.
Estas prolongaciones son precisamente quienes trasmiten los estímulos ya sea cambio de temperatura, calor, frío o dolor hacia el cuerpo de la pulpa, y por esta misma vía llegan también los microorganismos o sus toxinas desde una lesión cariosa ocasionando en este tejido pulpar una reacción inflamatoria y dolor.
Mientras más pronto tengamos la oportunidad de tratar estos padecimientos, podremos revertir este proceso inflamatorio, conservando la pulpa viva y devolviéndole su normalidad.
Desgraciadamente como ya lo mencionamos al principio este tipo de lesiones las valoramos cuando ya están muy avanzadas y el tejido pulpar ya ha sido dañado, con la consecuente infección y aparición de un absceso que en algunas ocasiones formará una fístula, es decir, un camino por el cual el pus busca salida, a esto muchas personas le llaman una postemilla.
Estos procesos patológicos pueden permanecer crónicos sin dar molestias, algunas madres refieren que nunca se quejó el niño, otra razón por la cual se retarda el tratamiento de estos padecimientos.
Afortunadamente para la resolución y tratamiento de este tipo de patología, existe la terapia pulpar, que en odontológica infantil se conoce con el nombre de pulpectomía, la cual consiste en la eliminación del contenido pulpar dañado tanto de la corona como de la raíz del diente afectado, el cual se obturará con un material reabsorbente para que el diente que reemplazará a la pieza temporal afectada, puede hacer su erupción sin problema, posteriormente se procederá a su reconstrucción con el material más idóneo.
Gracias a este tipo de tratamientos podemos salvar al mayoría de estas piezas y prolongar su vida hasta que sea momento de su exfoliación, obteniendo con esto ventajas importantes como serían: seguir funcionando dentro de la masticación, mantener el espacio, servir de guía de erupción y sobre todo poder devolverle la salud dental a nuestros niños.
Sin embargo, cuando estos tratamientos, por lo avanzado del padecimiento no es posible realizarlos, se tendrá que recurrir a la extracción de estas piezas, valorando siempre la necesidad de colocar un mantenedor de espacio, previendo problemas de oclusión posteriores.
?Que sea la prevención nuestra mayor preocupación?.
¡Hasta la próxima!
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