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Cuidar el agua, importante reto a futuro

Juan de la Borbolla R.

Los mexicanos en general -excepción hecha de nuestros compatriotas del norte de la República- no hemos desarrollado un sentido racional del uso del agua. El dispendio que hacemos de este líquido indispensable para la vida humana es absurdo y antieconómico.

Las imágenes habituales como pudieran ser la mujer que “barre” la acera de su casa con un chorro de agua con el que va enviando a sus vecinos la basura acumulada enfrente de su hogar, o el varón que se pone a lavar su automóvil con otro no menos abundante chorro de agua y que responden a cualquier insinuación que se les haga respecto de lo irracional de su proceder, con un agresivo: “y a usted qué le importa, total yo pago el agua que consumo”, se convierten en desedificante ejemplo para los niños que quizá acaben pensando que el agua es compuesto sobreabundante; en nuestra patria, cuando menos en lo que se refiere del istmo de Tehuantepec hacia el norte es recurso poco abundante y a la vez necesarísimo para infinidad de actividades diarias y que por ende debiera ser cuidado con esmero muy particular.

Ojalá y pusiéramos el empeño que en las últimas décadas se ha planteado para crear una mentalidad sensible a los problemas ecológicos en los niños y jóvenes, en ese otro problema del medioambiente que es precisamente el del uso racional del agua.

De ser así empezaríamos en unos cuantos meses a tener a magníficos aliados en los propios niños y jóvenes para que adultos e instituciones de la vida social nos esmeráramos a cuidar cada gota de agua, sin pensar que como es barata, que importa si no le cierro a la llave.

Esa cultura del consumo del agua debe poner especial énfasis en las fugas que pueden irse dando por instalaciones hidráulicas dañadas o defectuosas, que desgraciadamente en muchas ciudades suponen porcentajes altísimos del consumo de un agua que se pierde irremisiblemente en las cañerías de las casas y las calles.

El agua más cara es la que no se tiene y en México no es que podamos ufanarnos de contar con abundancia de recursos hidráulicos. Soluciones a nivel micro ayudarán quizá no rotundamente a paliar el problema del agua, pero si no se dan estos ahorros tampoco podrá ser resuelto el problema con soluciones macro como podrá serlo la construcción y rehabilitación de presas y la creación de muchos más pozos de absorción de los que ya existen, construcción de canales de riego o acueductos, etc.

Y es que en el tema que nos ocupa, relativo al dispendio del agua una terrible situación que se plantea a diario es echar siempre la culpa a factores externos a nosotros mismos para evadir la responsabilidad personal relativa al uso irracional.

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