México, (Notimex).- Con la cancelación de dos timbres postales conmemorativos, la apertura de su mirador renovado y la inauguración de la exposición, "La Ciudad y la Torre a través de los siglos", la Torre Latinoamericana, uno de los edificios más emblemáticos del centro de la ciudad, celebró la víspera 50 años de formar parte del firmamento citadino.
La espléndida vista de la ciudad más grande del mundo fue el marco en el que Alejandro Encinas, jefe del gobierno capitalino, señaló la importancia que la construcción, inaugurada en 1956, ha tenido no sólo en la conformación del entorno urbano, sino como referente de pertenencia para los mexicanos.
Independientemente del crecimiento y desarrollo de la ciudad, dijo, "la Torre Latinoamericana es y seguirá siendo durante mucho tiempo el edificio más importante", porque "marca una etapa fundamental en el desarrollo urbano de la capital y del país".
Además, indicó, "es el fiel testimonio del gran crecimiento de la Ciudad de México en los años 50, donde México entra en una nueva era y el país rural queda atrás y el urbano e industrial entra a una nueva etapa de desarrollo".
Con una altura de 44 pisos (181.33 metros), la Torre Latino, como popularmente se le conoce, "ha soportado más de un sismo de gran magnitud y es un edificio insignia que sin lugar a dudas marca el contorno no sólo de la entrada al Centro Histórico, sino de la imagen urbana de la ciudad", aseguró el funcionario local.
La Torre Latinoamericana, ubicada en el Eje central Lázaro Cárdenas y la calle de Madero, inició su construcción en febrero de 1949 en un predio de 27 mil metros cuadrados, donde antes estuvo el Convento de San Francisco.
Su estructura está compuesta por un esqueleto metálico de tres mil 200 toneladas que le han convertido con el paso del tiempo en un icono de la ciudad.
En compañía de Rodrigo Amerlinck, presidente de Inmobiliaria Latinoamericana, el jefe de gobierno de la ciudad puso a la torre como uno de los seis lugares más emblemáticos de la urbe, al lado de la Catedral Metropolitana, la Basílica de Guadalupe, el Ángel de Independencia, el Bosque de Chapultepec y Xochimilco.
Como parte del proyecto de recuperación del Centro Histórico en el que la iniciativa privada ha invertido ya 20 mil millones de pesos, la Torre Latinoamericana luce hoy un renovado mirador, uno de los 10 puntos más visitados de la ciudad.
Cuenta con una cafetería, tienda de recuerdos y una terraza con telescopios.
En su museo, inaugurado el año pasado, la torre presenta en su 50 aniversario una colección conformada por fotografías, pinturas, reproducciones, maquetas y objetos que han marcado no sólo la historia del edificio, sino de la ciudad misma; sus construcciones más emblemáticas y por supuesto el entorno de la edificación.
Cuando fue inaugurada en 1956, la Torre Latinoamericana fue el primero y más grande edificio con fachada de cristal construido en un Centro Histórico, además de que contaba con los elevadores más rápidos del mundo y fue el sexto más alto a nivel internacional, hasta 1960.
Para su cimentación, la torre, que se encuentra situada en lo que antes fue un lago, tuvieron que clavarse 361 pilotes de concreto y realizarse una excavación de 10 metros, donde el edificio fue empotrado y que ahora conforma los tres sótanos con que cuenta.
La restauración del edificio, ubicado en el lugar que los cronistas refieren estuvo La Casa de las Fieras de Moctezuma, ha incluido la creación de dos nuevas fachadas, por las que ahora se puede tener acceso y continuará con el cambio de piso por piso de sus cristales.
