Oporto (Portugal),( EFE).- Aires de Almeida e Sousa puede que sea, a los 101 años, uno de los violinistas más viejos del mundo, pero su edad no le impide seguir dando clases de cómo se toca el instrumento que él aprendió de oído a los 12 años.
Este músico de Pazos de Brandao, una localidad cercana a Oporto, aún recuerda cómo lloró al escuchar por vez primera el "Nabucco" de Giuseppe Verdi, interpretado al violín por un vecino.
"Trabajaba para el señor Armenio, que tenía un negocio de tapones de corcho, y su padre tocaba un piso más arriba. Después le dije a mi padre que me gustaría mucho llegar a tocar como él", recuerda el centenario músico.
Su padre estuvo de acuerdo, le llevó uno de sus hermanos y aprendió a tocar el instrumento que le ha acompañado desde entonces.
Además, Almeida e Sousa, padre de 12 hijos, trabajó en su ya larga vida en el corcho, dio cal para unos pedreros, estuvo empleado en una fábrica de pasta, fue afinador de máquinas, ayudante del conductor de una camioneta, y reconoce que "todo" lo que aprendió, "incluida la música, fue de oído".
Aunque prefiere el violín, sabe tocar el contrabajo, el violón, la guitarra portuguesa, el "cavaquinho" (una especie de guitarrillo luso) y la bandurria.
Durante muchos años ha enseñado música en escuelas de su localidad o de otras cercanas y aún lo hace en casa para dos alumnos.