Por Cristal Barrientos Torres
EL SIGLO DE TORREÓN
Cada año los matachines refrendan su fe en la Virgen de Guadalupe por los milagros recibidos
TORREÓN, COAH.- Los sones de la música se escuchan sobre la avenida Juárez. Los matachines, de baile encorvado y pisadas fuertes, llenan la arteria de color con sus penachos y naguillas de lentejuela, mientras el ruido de los tambores, carrizos y guajes, anuncia el paso de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Al son que se toca, la gente los ve pasar. Las barriguillas van en líneas paralelas, siguiendo a sus capitanes, que dan la vuelta a la fila, para llegar siempre a donde empezaron la pisada. Detrás de los danzantes, van los peregrinos con sus cantos, velas y devoción inquebrantable.
Cada año en Torreón, desde el 23 de noviembre hasta el 12 de diciembre, unas 100 mil personas acuden a la parroquia de Guadalupe. Parten del bosque Venustiano Carranza o de la alameda Zaragoza, y caminan durante una hora en sentido contrario por la avenida Juárez al poniente, para llegar a la iglesia y así demostrar su fe en la Virgen María, y darle gracias por los favores recibidos.
En la calle, la gente los ve bailar al son que toca el tamborero. Ríen al ver que el viejo enmascarado de la danza, da de latigazos a los danzantes si pierden el ritmo, aunque algunos niños también sienten temor cuando se acerca para abrirle paso a las barriguillas y sus capitanes.
Los bailes avanzan por la avenida Juárez ante la mirada curiosa de los transeúntes. Pocos saben que detrás de los pasos, se esconde una pena. Antes, algunos peregrinos y danzantes, lloraron por su enfermedad o la de un ser querido, por la falta de trabajo o por haber perdido el amor, pero ahora, sonríen porque aseguran que María de Guadalupe les hizo un milagro.
A cambio, le prometieron bailar, peregrinar o hacer reliquia como manda durante la fiesta guadalupana, todo como una muestra de agradecimiento por el favor recibido. Aunque hay algunos que sólo lo hacen por preservar la tradición, por la devoción y fe que les inculcaron sus padres desde que eran niños y aún no sabían pedir milagros.
Por una manda, desde hace 25 años, Marisela Pérez Montoya le baila a la Virgen de Guadalupe. Dice que se convirtió en matachín a los 13 años de edad. Ella no le pidió un gran milagro, sólo pasar los exámenes de la escuela, sin embargo, su fe es absoluta.
?Lo que pasa es que cuando estudiaba la secundaria, iba muy mal en la escuela, tenía bajas calificaciones. Si había exámenes, sentía un pavor tremendo, por eso le pedí ayuda para pasarlos y a cambio le prometí que le danzaría para darle gracias?.
Para cumplir una manda, dice, sólo es necesario danzar tres años, sin embargo, Marisela decidió continuar bailándole a la Virgen nada más por devoción. Desde entonces pertenece al grupo El Señor de los Rayos.
?Cada año es como si danzara por primera vez, es una emoción que no me cabe en el corazón. Ella es la Madre de Dios nuestro Señor, y es algo muy hermoso. A veces nos topamos con gente de otra religión, y nos insulta, pero creo que todos debemos respetar las creencias de cada quien?.
LA FE COMO NEGOCIO
Marisela dice que ningún danzante cobra por bailar. Sin embargo, Roberto López Franco, psicólogo y director de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Coahuila, considera que la devoción a la Virgen de Guadalupe, se ha convertido en un negocio, tanto para la Iglesia Católica como para los grupos de danza.
?La Iglesia parte de toda una mercadotecnia en donde la Virgen de Guadalupe se ha convertido en un objeto no sólo de culto sino de adquisición, por eso está de por medio adquirir la pañoleta, la vela, y toda una serie de objetos relacionados con su imagen, para nadie es un secreto que la Basílica de Guadalupe es la que más dinero recauda en el mundo?.
?Para muchos, la fe es un negocio. Tampoco es un secreto que hay grupos de danzantes que se rentan para aparecer en las peregrinaciones. Las mandas sí obedecen a un espíritu religioso, pero éste se pierde entre la exhibición de números acrobáticos?.
Por su parte, José Luz Ornelas López, sociólogo y catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas, asegura que la imagen de la Virgen de Guadalupe forma parte de la identidad del país, ?la gente no la invoca para pedirle su intersección ante Dios, sino que recurre directamente a ella, y es lo que hace que esta veneración sea única?.
En la parroquia de Guadalupe, aseguran que la fe crece año con año. ?Esperamos 100 mil personas, incluyendo familias, empresas, grupos de danzas y escuelas. Este año hubo un 30 por ciento de incremento en las inscripciones en comparación con el año anterior?, asegura Leobardo Bernal Caviedes, sacerdote de dicho templo.
El pasado 19 de noviembre, 250 grupos de danza recibieron la bendición en la parroquia. Según el padre, esto es una tradición antes de comenzar con las danzas y peregrinaciones. ?Vienen para agradecerle a la Virgen morena, los favores y milagros concedidos, también para pedirle algo. La devoción y el amor que le tienen, demuestra que no hemos perdido sensibilidad ante lo sobrenatural, qué bueno que las familias siguen conservando la fe y el cariño a María?.
?Es incalculable la gente que acude a cantarle las mañanitas a la Virgen de Guadalupe la noche del 11 de diciembre porque entran y salen; el tránsito de creyentes en continuo. Ojalá el pueblo mexicano siga teniendo esta devoción a la Virgen, para que nos continúe dando protección?, dice el padre.
En opinión de Roberto López Franco, la Virgen de Guadalupe es un símbolo de unidad, y también la única imagen religiosa que logra someter a las autoridades municipales. ?Se impone de tal forma que puede transitar su imagen durante cerca de 25 días, durante horas y horas, por una de las avenidas más importantes en sentido contrario?.
UN POCO DE HISTORIA
El padre Leobardo Bernal Caviedes comenta que en 1943 iniciaron las peregrinaciones en Torreón. En la primera participaron dos mil personas y fue organizada por los locatarios del Mercado Alianza. La parroquia de Guadalupe se construyó en 1894 y desde entonces es símbolo de unidad entre los laguneros, quienes con sus peregrinaciones y danzas, mantienen viva la tradición.
Ezequiel Romero Hernández fue fundador ?y ahora capitán- de la Danza Azteca en Torreón. Asegura que ellos sólo bailan por tradición y por devoción. ?Ninguna danza es originaria de Torreón. La aprendimos en otros lugares y la trajimos a la región para venerar a la Virgen?.
?La Danza de los Matachines, que son los que usan el arco y la sonaja y visten de rojo, viene de Zacatecas, también la Danza de la Pluma. La Danza Azteca nace de la Danza de los Concheros del estado de Querétaro. Cada grupo tiene su propio vestuario que lo identifica?.
En 1964, dice, comenzó la Danza Azteca en Torreón. ?Bailamos acompañados de mandolinas porque aquí no hay conchas de armadillos como las que utilizan los Concheros?. El capitán asegura que ser líder de un grupo, es una gran responsabilidad.
?Los grupos de matachines fueron los primeros que bailaron a la Virgen en Torreón. Hay grupos con más de 50 años como la Danza del Cerro de la Cruz, capitaneado por Cipriano Rodríguez. La Danza de la Pluma tiene más de 100 años de tradición en La Laguna, y más representativos se encuentran en el ejido La Partida, uno de ellos es capitaneado por Justo Rodríguez?.
Margarito Aguilar Hernández, capitán general de la Danza de Concheros en Querétaro, asegura que en su estado, es toda una tradición venerar a la Santa Cruz de los Milagros y a la Virgen de Guadalupe.
?Pertenezco a una dinastía muy grande. La Danza de los Concheros se fundó en 1872 por mi tatarabuelo, Atilano Aguilar. Nosotros usamos instrumentos musicales de la concha de armadillos. El 12 de diciembre vamos a la Basílica de Guadalupe y a Torreón para apoyar a Ezequiel Romero con la Danza de los Aztecas. Lo que pasa es que somos un grupo muy grande y nos repartimos en varios estados de la República?.
El grupo de Margarito Aguilar Hernández está integrado por 60 familiares más los representantes de otros grupos en otros estados de la República. ?Ensayan todo el año, desde niños hasta jóvenes, porque es nuestra cultura y fe. Nuestra danza es una tradición, nos gusta invitar a los jóvenes porque el baile le quita a mucha gente los vicios como el alcohol?.
En Querétaro, agrega, los Concheros bailan para conservar la tradición. ?Para nosotros es un orgullo danzar porque no cobramos ninguna cuota a los que quieren entrar al grupo. No hay otro requisito más que saber bailar y comprar el atuendo?.
?No lucramos con nuestro baile porque es la herencia de nuestros ancestros y la seguimos respetando. Si otro grupo se mantiene de la danza y vive de ella, es su problema, nosotros no. Todos mantenemos la danza, pero la danza no nos mantiene a nosotros. Un danzante es el que baila con fe y con amor a un santo patrono?.
Antecedentes
Aunque la iglesia de la parroquia de Guadalupe se construyó en 1894, las peregrinaciones comenzaron hasta 1943 por la persecución religiosa que se vivió en el país de 1927 a 1930, ?estaban prohibidas estas manifestaciones de fe, incluso las iglesias estaban cerradas en ese tiempo?, dice José Guadalupe Galván Galindo, obispo de Torreón.
Comenta que los primeros pobladores de Torreón, veneraron a la Virgen de Guadalupe, sin embargo, por el temor a ser perseguidos, comenzaron a peregrinar hasta 1943, ?de esta manera manifiestan su fe y devoción en ella?.
Por eso, dice, día y noche, la gente peregrina, ?es un testimonio bonito que en nuestra ciudad, que es agrícola, comercial e industrial, y a pesar de que tenemos tantos problemas modernos, se sigan preservando las tradiciones, y esto lo vemos no sólo en los adultos mayores sino en los jóvenes y niños?.