¡No manches!, con eso pago lo que debo en mi tarjeta de crédito, fue la expresión de un aficionado mexicano al conocer el precio de una entrada para presenciar el juego entre México y Argentina de octavos de final de Alemania 2006.
LEIPZIG, ALEMANIA
NOTIMEX
El interés que despertó este duelo provocó que los pocos boletos disponibles elevaran su costo a cifras escandalosas, al grado que algunas personas, principalmente alemanas, optaran por vender sus billetes al mejor postor.
Por todos lados era posible ver a aficionados solicitando una entrada que muy pocos pudieron adquirir, pues los precios, que iban de 800 a 1500 euros (1000-1900 dólares), les pareció excesivo.
"¿Qué pasó?, hasta parecen revendedores del (estadio) Azteca para un América-Chivas. Mejor lo veo en un restaurante, me embriago y hasta me sobra lana para invitar a cualquiera de estas alemanas que están bien mamitas", dijo un mexicano de la capital del país que buscaba de manera desesperada un boleto.
Conforme se acerca el silbatazo inicial la demanda es mayor, equivalente al costo de las entradas que se cotizaban de mejor manera. A temprana hora un residente de Leipzig, quien dijo que su entrada la había obtenido por Internet tiempo atrás por menos de 70 euros, no tuvo empacho en pedir 800.
En la estación de trenes un hombre que parecía a primera vista argentino por su indumentaria, pero que en realidad era alemán, pedía 1500 euros por un boleto de primera clase.
"Le doy 200 y un rato con mi esposa, el problema es que no la traje, ándele no sea así", le decía un aficionado que portaba orgulloso un playera de los Rayados del Monterrey, a lo que el vendedor respondía con una sonrisa.
El ansia por ver el partido ha llevado a muchos, tanto mexicanos como argentinos, pagar de 800 a mil euros por un boleto, dinero bien invertido si en verdad se quiere "defender el orgullo nacional", aunque sea por 90 minutos.