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De dueños a peones: El campo arde

DIANA GONZÁLEZ ROLDÁN

Mientras algunas hectáreas lucen verdes, otras están totalmente abandonadas. En Lerdo los apoyos no llegan a los pequeños productores.

EL SIGLO DE TORREÓN

CD. LERDO, DGO.- Hay una línea ostensible entre lo seco y lo fecundo. Se ve con frecuencia en el campo afuera de Lerdo, como en el ejido Francisco Villa.

Hay hectáreas de campos verdes, surcos delineados, maquinaria y sistemas de riego. Luego una línea. Luego hectáreas abandonadas, café, secas.

Las primeras son de un pequeño propietario. Las segundas, uno de los ejidos que, sin agua ni dinero para producir, están en riesgo de desaparecer.

En Francisco Villa, a unos 18 kilómetros de la ciudad, hace más de diez años que se acabaron los cultivos de temporal, por la escasez de lluvias, que era el principal alimento de la tierra ejidal. La noria que se inauguró en 1993 ya se secó.

En cambio, en la pequeña propiedad a un lado, se abrieron cuatro norias cuya tubería en total suma ocho pulgadas de ancho y terminó por secar la noria de Francisco Villa.

No sólo es este ejido el que está en situación desesperante. También otros ejidos del municipio: Sapioriz, Palomas, Vicente Suárez y varios rumbo a Tlahualilo. En febrero, la alcaldesa de Lerdo, Rosario Castro Lozano, solicitó al Gobierno de Durango que declare estos lugares ?zona de Emergencia? por la sequía y el abatimiento de más de siete pozos, sumado al desplome de los precios del chile, de la leche de bovinos y las plagas.

?El campo está que arde?, dice la alcaldesa, quien además enfrenta los problemas con más de 90 productores que plantaron chile en 180 hectáreas y que vieron 146 de éstas afectadas por las plagas, una pérdida de 3.5 millones de pesos en producción.

La situación de los campesinos fue caótica hace alguna semanas cuando amenazaron con tomar las carreteras federales, trasladarse con mujeres, hijos y hasta caballos por la desesperación de demostrar la urgencia del apoyo gubernamental. Les fue prometido un millón de pesos.

PARA EL ARDOR, UNA ASPIRINAz

En Francisco Villa, el Ayuntamiento manda pipas dos veces por semana con agua para consumo humano, porque ya no la pueden sacar de la tierra.

Pero niños y ancianos suelen enfermarse por beber agua estancada en tambos de 200 litros durante varios días. En esta comunidad hay 28 ejidatarios y ?cada vez son menos?, explica Magdalena Landeros Román, pobladora del ejido.

La vida la tienen que buscar en otra parte, en ?la obra? o como veladores en Torreón. Se levantan con el fresco de la madrugada para esperar el camión. En los últimos diez años han emigrado más de 60 familias.

En un lugar donde hay cerca de 250 habitantes, 22 casas solas son muchas. El ejido tiene sólo una escuela primaria, la Vicente Guerrero, donde su directora funge a la vez como maestra de todos los grados.

?Muchos prefieren irse, lo que nos une es un lazo sentimental?, dice Antonio Luna Landeros, que creció en el ejido pero ahora vive en Torreón.

EL ÉXODO

El Municipio asegura que Lerdo representa el 80 por ciento de la producción agrícola del estado y solamente se le retribuye el 24 por ciento de inversión. Para Castro Lozano, un techo presupuestal de 600 mil pesos es insignificante.

?El problema del campo es la palabra tacto, tierra, agua, crédito, técnica y organización, tienes la tierra pero no tienes el dinero para hacerla producir?, dice la alcaldesa.

No obstante, el subdelegado de Planeación y Desarrollo de la Secretaría de Agricultura Federal (Sagarpa), Francisco Javier Vaquera Alvarado, dice que no es un año diferente a otros porque la sequía lleva hasta 13 años. Pero en Lerdo sólo el 60 por ciento de los productores depende del agua de la presa Lázaro Cárdenas.

El problema, dice Vaquera, es que el sector agropecuario atraviesa por una situación difícil porque normalmente los productores tienen dos hectáreas en promedio y el agua que han tenido durante los últimos años sólo alcanza para regar una hectárea, por lo que no pueden utilizar toda su superficie para la siembra.

?Lo más grave es que los productores prefieren dejar sus parcelas y dedicarse a otras cosas, rentan y venden sus derechos de tierra y agua?, dice el funcionario, señalando que otro factor es que los productores han envejecido y sus hijos toman conciencia de que con dos hectáreas no les basta para vivir.

Las autoridades campesinas piden una banca de crédito rural. ?Si no, vamos a volver a lo de antes porque no tenemos con qué sembrar, el campesino se volverá empleado de los caciques?, dice Raúl Vargas Martínez, presidente de la Confederación Nacional Campesina de Lerdo, quien reconoce que las pequeñas propiedades no son una fuente significativa de empleo debido a sus procesos mecanizados.

El subsecretario de Agricultura del estado, Nicolás Alcanzar, sólo puede esbozar una explicación simple y romántica: falta amor a la tierra para seguir sembrando.

?Los hijos de los ejidatarios no tienen el amor a la tierra, la mística de seguir sembrando a pesar de que la agricultura sea una actividad difícil, y la falta de mano de obra los desalienta?, dice.

Amor o no, el caso es que el campo se muere y los campesinos aún viven. El Ayuntamiento de Lerdo pide con urgencia un Programa de Empleo Temporal, para aliviar la falta de ingreso de los campesinos.

Rosario Castro cita el caso de los cultivadores de chile, que podrían recibir un millón de pesos del Gobierno estatal ante la contingencia, pero que ahora enfrentan la época más dura del año, de noviembre a enero.

?La crisis no se resuelve así, esto es una aspirina?, dice Castro Lozano.

LOS GRANDES PROPIETARIOS

El Ayuntamiento asegura que en la aplicación de programas como Alianza Para el Campo, son los grandes propietarios los que a fin de cuentas se llevan los beneficios.

?Es incongruente que este programa beneficie a quien más capacidad económica tiene", dice la alcaldesa.

Maximiliano Antúnez de Santiago, dueño de 30 hectáreas de cultivo en León Guzmán, a 11 kilómetros de Lerdo, señala que para tener acceso a varios programas y a los créditos se piden garantías que el ejidatario común no tiene. ?Dicen que nosotros no tenemos con qué responderles pero, para el que tiene dinero las leyes sí son elásticas?, se queja.

De las 70 toneladas de maíz que sembró Antúnez este año sólo sirvieron 50. Lo demás se perdió por las plagas y en Lerdo no hay recursos para contingencias.

?Da tristeza ver esto?, dice mientras se inclina para tomar un puñado de chiles jalapeños podridos, sin valor.

Según Sagarpa, en Lerdo hay tres mil 882 ejidatarios y 66 pequeñas propiedades, la mayoría de las cuales son propiedad de empresarios del ramo lechero, en donde siembran maíz, sorgo y alfalfa para alimentos.

En el último ciclo, en Lerdo fueron sembradas cuatro mil 667 hectáreas de maíz forrajero, 491 de sorgo forrajero, 379 de avena forrajera, cinco mil 501 de alfalfa y 485 de zacate, lo que constituye el 86 por ciento del total de cultivos sembrados y son usados mayormente como alimento de ganado, principalmente lechero.

En opinión de Castro Lozano, es importante evitar los monopolios para que los campesinos tengan oportunidad de vender su producto.

?Aquí todos sabemos quién es el que compra y se le agradece pero que no sean los únicos, que los campesinos puedan salir adelante?, dice la alcaldesa.

Para los productores, quienes están al frente de las dependencias agrarias ocupan cargos ?por compadrazgo? y son ?gente de escritorio? insensible a los problemas de los ejidatarios.

"Obviamente hay compromisos políticos, no es posible que una sola persona tenga cuatro o cinco beneficios de la Alianza Para El Campo?, dice Rosario Castro.

El subdelegado de Sagarpa, Francisco Javier Vaquera, opina que la venta de la tierra de los ejidatarios es positiva desde el punto de vista productivo, porque se aprovecha de alguna manera. No obstante, señala que desde el punto de vista social es crítica por la pérdida de patrimonio y la gran concentración de tierra en pocas manos.

?Vemos ejidos completos que están rentados, mucha gente emigra a otras partes?, dice.

LO PREVISIBLE

La Sagarpa y la Subsecretaría de Agricultura de Durango en la Región Lagunera recomiendan a los ejidatarios planear la producción de acuerdo al mercado para llegar a una agricultura por contrato. Que se organicen, tengan seriedad en el cumplimiento de los contratos elevando la calidad y cantidad de sus productos, que es lo que piden las grandes empresas.

?Mientras no haya una organización consolidada difícilmente se podrá hacer un contrato con cada uno de los productores. Las empresas lo hacen sólo con alguien que les dé garantía. Además si no hay calidad en el producto, los productores no pueden exigir precio", dice Vaquera.

Dicha calidad, señala, depende de la tecnología que se utiliza, como semilla certificada y fertilizantes, lo que representa un mayor gasto del productor e implica analizar la rentabilidad del cultivo.

La subsecretaría asegura que el Gobierno de Durango alienta la organización de los productores porque sólo así se puede enfrentar a la globalización. ?Deben vender en calidad y en volumen. Si quieren estar en el mercado tienen que tener sanidad, competitividad y presentación?, dice Alcanzar.

De no hacerlo, los ejidatarios están condenados a morir del golpe que trae la globalización y la apertura de mercados competitivos. El subsecretario Alcanzar admite este escenario, pero matiza: ?El sector social puede evolucionar y le apostamos a eso, no podemos dejarlos solos?.

Y los que tienen animales

En cuanto al ganado es difícil para los ejidatarios lograr la competitividad. "Si no tienes animales genéticamente buenos, la calidad de la leche baja y las empresas no la compran... para que no se tire la leche estoy comprando quesos como Ayuntamiento a las mujeres que tienen chivas ", dice la alcaldesa Rosario Castro Lozano.

La Subdelegación de Planeación y Desarrollo Rural de Sagarpa asegura que el rechazo de la leche se debe a que en los corrales de traspatio las vacas suelen estar en condiciones poco higiénicas, la ordeña es manual, no son bien alimentadas y por ende la calidad de la leche baja además de que los productores no buscan diversificar los productos lácteos.

"Siempre ha habido problemas, antes ahora ya no nos tiran leche como antes", dice el subdelegado Francisco Javier Vaquera Alvarado. Cada año los lecheros enfrentan problemas de comercialización por la sobreproducción, explica el subsecretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural en la Región Laguna, Nicolás Alcántar Echeverría.

Por todo esto el Ayuntamiento de Lerdo pide a Sagarpa que su trabajo sea retroalimentado por los consejos municipales de Desarrollo Rural y que se dé seguimiento.

La siembra

En el ciclo primavera-verano fueron sembradas dos mil 550 hectáreas correspondientes a las 66 pequeñas propiedades que hay en Lerdo. De esta cantidad, en mil 185 hectáreas se sembró alfalfa, en mil 180 maíz forrajero, en 165 sorgo forrajero y únicamente un pequeño propietario sembró 20 hectáreas de chile que no presentó problemas con las plagas. En Lerdo se sembró en total una superficie de 13 mil 411 hectáreas, incluyendo las de las pequeñas propiedades, así:

*4,667 hectáreas de maíz forrajero.

*491 hectáreas de sorgo forrajero.

*379 hectáreas de avena forrajera.

*5,501 hectáreas de alfalfa.

*721 hectáreas de nogal.

*485 hectáreas de zacate buffel.

*1,167 hectáreas en otros cultivos como (triticale, zacate ballico, sandía, sorgo escobero, algodón, calabacita, chile y flores).

El total de la siembra (a excepción de 20 hectáreas) correspondientes a pequeños propietarios fue de forraje. El resto de la producción agrícola es de los ejidatarios, quienes sembraron hortalizas pero también forraje.

FUENTE: Sagarpa

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