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De la Barreda/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El fiscal especial para

movimientos sociales y políticos del pasado ha distorsionado

e inventado pruebas en su afán

de sostener imputaciones falsas”.

Luis de la Barreda Solórzano

Muy indignante es que queden en la impunidad crímenes de cualquier tipo, pero más lo es que la autoridad acuse a inocentes para justificar su cargo. Éste parece ser el caso del fiscal especial para movimientos sociales y políticos del pasado, Ignacio Carrillo Prieto.

El ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, el doctor Luis de la Barreda Solórzano, ha dedicado tiempo y esfuerzo a mostrar las irregularidades cometidas en las consignaciones de su padre, el capitán Luis de la Barreda Moreno, quien fue funcionario de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Uno podría pensar que estamos viendo un simple caso de un buen hijo que defiende a su padre, pero la información disponible sugiere que, en las palabras del propio De la Barreda Solórzano, “el fiscal ha procedido con saña arbitraria y deshonestidad”.

Los pliegos de consignación en contra del ex funcionario de inteligencia no están disponibles al público, pero De la Barreda Solórzano tuvo oportunidad de examinar uno en particular. Según un comunicado que el ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal dio a conocer ayer, el fiscal Carrillo Prieto unió en una sola consignación la matanza del dos de octubre de 1968 y la privación ilegal de la libertad y desaparición de un estudiante politécnico llamado Héctor Jaramillo en enero de 1969. La aparente razón de incluir esta desaparición en el mismo pliego era aprovechar el hecho de que la desaparición forzosa es un crimen continuado mientras no aparezca el desaparecido, por lo que el fiscal buscaba que los delitos del dos de octubre de 1968, que son la razón principal de la consignación, no se consideraran prescritos automáticamente.

En el pliego se afirma que el capitán De la Barreda Moreno “participó en la planeación y dirección del operativo” del dos de octubre de 1968 en Tlatelolco. El “plan especial” se elaboró, según el documento, en una reunión la misma mañana del dos de octubre. El problema es que De la Barreda Moreno estuvo internado para una intervención quirúrgica en el Hospital 20 de Noviembre del 30 de septiembre al cuatro de octubre de 1968, por lo que habría sido imposible que participara en la reunión de planificación o en el operativo de Tlatelolco.

El caso de desaparición de Héctor Jaramillo es todavía más fantasioso. Este joven fue detenido el 18 de enero de 1969 -la fecha es importante- por su participación en un supuesto complot para asesinar al secretario de la defensa, Marcelino García Barragán. Ni a él ni a otros dos estudiantes detenidos en días distintos se les encontró responsabilidad por lo que se les dejó en libertad. Los otros dos de inmediato llegaron a sus casas, pero Jaramillo desapareció.

El fiscal afirma que el capitán De la Barreda participó en la desaparición. ¿En qué se sustenta? En un testimonio de un estudiante que afirma que en noviembre de 1968 se enteró de que varios compañeros suyos, incluido Jaramillo, habían estado detenidos en el Campo Militar Número Uno. El problema es que esa fecha es dos meses antes de la detención de Jaramillo. Otros testimonios -todos de oídas, como el primero- son igualmente contradictorios.

Carrillo Prieto afirma en su pliego de consignación que Jaramillo fue detenido por un comando armado que incluía al director de la DFS Fernando Gutiérrez Barrios, al capitán De la Barreda Moreno y al comandante Miguel Nazar Haro, pero no hay una sola declaración o indicio en el expediente que sustente esta afirmación.

Entre las supuestas pruebas del fiscal se encuentran dos oficios -del 18 de febrero de 1969 y el 24 de septiembre de 1971- en que De la Barreda Moreno, como subdirector de la DFS, reportaba a sus superiores que algunos estudiantes del Politécnico afirmaban que se desconocía el paradero de Jaramillo. Pero si esto se va a considerar como prueba de responsabilidad, entonces todos los periodistas somos responsables de los delitos que reportamos.

El juez que llevó el caso es contundente en su resolución: “No obra medio de convicción alguno con el que se acredite que los referidos indiciados hayan intervenido en la concepción, preparación y ejecución del injusto penal... menos aún que De la Barreda y Nazar, por el solo hecho de desempeñar los cargos... necesariamente hayan ejecutado la privación de la libertad... menos aún que la detención del pasivo haya sido realizada por un comando armado de tres agentes de la Dirección Federal de Seguridad”.

Por eso el ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal sostiene “la saña arbitraria, la deshonestidad y la ilicitud con que ha procedido el fiscal Ignacio Carrillo Prieto”.

P.D. Busqué al fiscal Carrillo Prieto para obtener su punto de vista sobre este tema, pero no me tomó la llamada.

BIBLIOTECA

La nueva Biblioteca Nacional José Vasconcelos es una obra de gran belleza física, pero ¿se necesita tanto lujo en una biblioteca central? Hoy más que nunca el Gobierno debe mostrar austeridad en el ejercicio del gasto.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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