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De la cancha a las letras

EL UNIVERSAL-AEE

MÉXICO DF.- Uno de los grandes placeres de los aficionados al futbol es narrar o reconstruir los momentos épicos de un partido donde su equipo favorito se juega la gloria. Y es que el balón nunca rueda igual para todos.

Acostumbrados a escuchar todo lo que se habla antes, durante y después de un partido, algunos escritores no han podido sustraerse a esta pasión, e incluso han llevado el balón a la cancha de la literatura.

El relato futbolístico, en la mayoría de los casos, es representación de lo imposible, resultado de distintas inspiraciones ligadas al llamado juego del hombre y un desafío constante del lenguaje, porque el futbol es un juego que casi siempre rompe los modelos de la relación del habla con el tiempo.

Ni en la librerías, ni en los centros comerciales se han dispuesto estantes especiales para promocionar libros dedicados al futbol. Pero se sabe que en Gandhi, Dios es Redondo, el más reciente libro de Juan Villoro, está entre los volúmenes más vendidos.

Se encuentran también entre las novedades editoriales que responden a la coyuntura futbolera, los libros Sonido Local, de Rafael Pérez Gay, También el Último Minuto, un libro que reúne cuentos de futbol de 22 escritores, seleccionados por Marcial Fernández; Anecdotario del Futbol Mexicano, de Carlos Calderón Cardoso y Futbolistas. El Club de los Cien, de Mónica Maristain.

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Escritor y periodista, Rafael Pérez Gay se aficionó al futbol cuando era niño -?todas las aficiones más legítimas empiezan en la infancia o en la adolescencia?. Fue al segundo partido que se jugó en el Estadio Azteca, en 1966: Valencia-Necaxa. Ahí se hizo aficionado al futbol y a Los Rayos.

El futbol es una pasión que lo ha acompañado, un momento lúdico que le ha dado la posibilidad de divertirse y de encontrar muchas similitudes con la vida misma.

En el futbol, dice Pérez Gay, se puede conocer la cúspide del éxito y el abismo del fracaso, la mano del destino que acaba con un gran futuro futbolístico.

Pero el también director general de la revista Nexos encuentra diversas relaciones entre literatura y futbol, en el sentido que uno de los pilares de la escritura es el juego, el impulso lúdico.

?Si la literatura se convierte en un gran mausoleo pierde toda su razón de ser?.

Como en el futbol, ?en la literatura también existen las caídas, la forma en que se va tejiendo el juego mismo, es decir, tanto la escritura como el futbol no dependen de una sola persona, sino de quien te acompaña, te ayuda, te va formando, como si se fuera haciendo un equipo a lo largo de la vida?.

Durante mucho tiempo, hasta antes de los años 70, cuenta Pérez Gay, los escritores, periodistas e intelectuales a los que les gustaba el futbol eran mal vistos, parecía una falta de gusto su inclinación por el balón.

?Después, la tendencia se invirtió completamente, a tal grado que incluso se vio como prestigio que un escritor tuviera como afición el futbol, de modo que la tradición literatura-futbol en México es relativamente joven.

?Recuerdo que Guillermo Samperio escribió un libro que se llamó Lenin en el Futbol. El primer librito de Juan Villoro, publicado en la Máquina de Escribir, se llamaba Mariscal de Campo; Luis Miguel Aguilar, tiempo después, hizo un relato: El Gran Toque.?

Vinieron también Marcial Fernández, Ignacio Trejo Fuentes, Juan José Reyes, Javier García-Galiano, Guillermo Fadanelli, quienes han escrito alguna vez algo de futbol. ?Sé que son buenos aficionados y saben mucho del tema, de modo que es una tradición relativamente joven entre nosotros.?

Rafael Pérez Gay ha sentido también la necesidad de escribir sobre futbol en la forma del cuento, aunque confiesa que no le fue muy bien y decidió no publicar al respecto.

Sin embargo, recientemente dio a conocer Sonido Local. Piezas y Pases de Futbol, un libro constituido por crónicas periodísticas futboleras, con tratamiento literario, desde Francia 98 hasta Corea-Japón 2002, pasando por una historia personal de la Selección Nacional de 1962 hasta nuestros días.

?Probablemente sea una moda, o quizás los escritores y periodistas no hemos podido sustraernos a un fenómeno completamente globalizado como el futbol, aunque todavía hay algunos sensatos, como Carlos Monsiváis, que supongo se negará a ver un solo juego del Mundial Alemania 2006.?

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