Hemos venido comentando que la continuidad en el manejo macrofinanciero, heredado de administraciones anteriores por el gobierno de Fox, ha dado los resultados esperados en términos de estabilidad y que en ese aspecto no habría gran sobresalto en este año; a no ser que se de una caída abruta en los precios del petróleo, o que el gobierno estadounidense decida, también abruptamente, ajustar sus desequilibrios. Ambos sucesos no parecen muy probables.
Ante esta perspectiva, el panorama para las finanzas públicas, como lo comentamos en nuestra entrega anterior, con las observaciones apuntadas, de igual manera se presenta relajado, sobretodo reforzado por la gestión de la deuda que se ha venido realizando. Recientes planteamientos en esta materia nos hacen una vez más regresar sobre este tema del débito público.
Con ese propósito es necesario comentar previamente algunas cifras dadas a conocer en estos días, las cuales confirman que las remesas de los trabajadores migratorios junto con los ingresos petroleros extraordinarios, ?son el factor que da estabilidad a la relación financiera de México en el exterior?, según lo reconoce el Banco de México, y, por lo tanto, son pilares de la estabilidad macroeconómica interna, puntualizaríamos.
En efecto, las remesas de los trabajadores migratorios se elevaron en 2005, tal como se preveía, a 20 mil millones 35 dólares, 20.6 por ciento más que el año previo, cuando fueron de 16 mil 613 mdd. De esta manera, en los últimos seis años, los ingresos por remesas han acumulado 75.5 mil millones de dólares.
Por su parte, Pemex señala que las exportaciones de petróleo crudo representaron en el último año un ingreso por 28 mil 285 millones de dólares, registrando la paraestatal un superávit de 22 mil 332.1 mdd de flujo de efectivo.
Como se sabe, ambos rubros han tenido un crecimiento explosivo en los últimos cinco años, por la gran coyuntura favorable que se ha presentado (en el caso del petróleo), lo que ha dado como resultado que se haya registrado una acumulación histórica de reservas internacionales, no obstante el pésimo desempeño en crecimiento, empleo, productividad, entre otros rubros de la economía.
A finales del mes anterior las reservas internacionales sumaron 69 mil 609 mdd, según el Banco de México. Ante este crecimiento sostenido, y a propósito de la controversia sobre el uso de los excedentes petroleros, el gobernador del banco central, y también Carlos Slim, habían propuesto hace unos meses utilizar parte de esas reservas para pagar deuda externa. Propuesta que ahora reitera el señor Guillermo Ortiz.
Desde su formulación, esta iniciativa ha levantado una buena aceptación entre los analistas y los círculos políticos, porque ello representaría reducir aún más el grado de vulnerabilidad de las finanzas ante cambios bruscos en las tasas externas, pero no la elimina, puesto que se sustituiría deuda externa por interna, que no esta exenta de los choques del exterior. Pero bueno, no es lo mismo tener una emergencia financiera en dólares que en pesos y la paridad cambiaria es el mejor reflejo de esta diferencia.
El gran consenso no implica unanimidad, por lo que algunos analistas también han planteado las ventajas de las reservas internacionales, señalando que ?estas conforman un pilar fundamental en la estrategia de disminuir las vulnerabilidades de nuestra economía que le garantizan a los tenedores de deuda externa y de deuda interna que no existen problemas de liquidez?; aunque cabe observar que si después ya no hay deuda externa, pues ya no hay nada que garantizar.
Por otro lado, también están los aspectos legales y jurídicos, señalándose que esta decisión debe ser efectuada de manera conjunta entre el Ejecutivo y el Congreso, para que este último decrete un superávit fiscal suficiente para ser utilizado en la compra de reservas para el pago de deuda.
Sin duda alguna esta propuesta está en sintonía con los recientes señalamientos de la Secretaría de Hacienda de que el gobierno federal acelerará este año la conversión de deuda externa por interna, para disminuir la participación de aquella como porcentaje del total ?a un ritmo similar al de los últimos seis años?.
Así pues, las medidas de conversión de deuda externa a interna por parte de Hacienda, más la probable compra del débito externo con reservas del Banco de México, de prosperar la propuesta comentada, llevarían a que le débito público interno significara la casi totalidad de las obligaciones gubernamentales.
Ante ello, funcionarios de Hacienda señalan que el incremento considerable de la deuda interna en la actual administración no puede provocar un riesgo en el próximo gobierno. Sin embargo, cabe reiterar, la ventaja de sustituir deuda interna por externa solamente preserva de los riesgos por las tasas externas y quita un factor de presión sobre el tipo de cambio, pero no elimina totalmente el riesgo. Digamos que el efecto de un choque externo no es inmediato, pero en el mediano plazo lo tiene sobre las tasas internas. Esta iniciativa es buena, habrá que seguirle la pista al tema porque hay otros pendientes del mismo.