Hermosa y tranquila ciudad colonial.
Esta vez la encontramos más bella y rejuvenecida.
Sobre todo en su centro histórico, con fachadas restauradas y uniformadas.
Y el gran espectáculo está por las noches, con esa iluminación tan espectacular que se le ha proporcionado a su Catedral.
Ahí se ve la mano no sólo de gente que conoce del tema, sino además se le ha agrado sentimiento, para atrapar el de los demás.
Ya desde el mismo viaje que hicimos a la siempre bella Perla del Guadiana fue todo un deleite.
Tarde lluviosa con parada estratégica en Yerbanís, para aspirar los aromas del campo con olores a mil plantas bañadas por el temporal.
Conduciendo Raymundo Rodríguez, de copilota su esposa María Elena y atrás Herminio González Reyes, el famoso ?Cachón? y el que esto escribe.
Plática continua e interesante.
Y ya en la posada cercana a la iglesia de San Agustín el siempre alegre y eficiente Paco Canales, el mejor guía que uno puede encontrar en el lugar pues fue mucho tiempo el mero bueno en Turismo y Cinematografía de Durango.
Y fue él quien nos llevó a admirar todo lo que se ha hecho para embellecer la cautivadora metrópoli que no pierde su tranquilidad provinciana y su estilo tan especial y hospitalario.
En el Casablanca el disfrute del caldillo durangueño y los cuernitos de nuez. Y el regreso, a petición general por la carretera libre para una escala técnica en Guadalupe Victoria donde nos deleitamos con las enchiladas de Doña Bertha.
Si usted no ha visitando Durango capital en los últimos días, está invitado a hacerlo. Encontrará la obra de quienes aman a su tierra y no la descuidan.
Todos están orgullosos de lo que se está haciendo mientras que esta Casa Editora sigue poniendo sus granitos de arena en el progreso del lugar.
