Y al referirnos a ellos pensamos en el saber apreciar lo que hacen los demás en bien de sus semejantes.
Todo empieza en el hogar, donde una madre, un padre o un hermano destacan por sus acciones en bien del resto de la familia.
Y luego están esos seres que uno encuentra en el camino y que nos ponen ejemplo de servicio y amor al prójimo.
Diariamente, sin esperar nada a cambio, ellos hacen lo que les nace.
Quizá por ello se fueron inventando fechas para cuando menos hacerles un reconocimiento.
Se creó así el Día de la Madre, del Padre, del Maestro, etc.
Pero en este valle, a pesar del egoísmo y la ingratitud que todo lo avasalla y lo domina, siguen apareciendo seres excepcionales que nos ayudan a tener mejores momentos.
A ellos, alguna vez nuestros sentimientos nos deben llevar a darles un reconocimiento.
Este tipo de homenajes no sólo corresponden a las autoridades o a las instituciones. Nosotros mismos, con algún detalle podemos patentizarles lo que valen, lo que nos impacta positivamente su ejemplo de vida.
Y como decimos líneas arriba, lo más importante es empezar por nuestra casa, donde a nuestros seres queridos mucho les alegraría de vez en cuando, una palabra que diga te quiero, una flor o un pequeño presente.
Un detalle para el ser querido más cercano nos servirían para mostrarles que su paso por este valle deja huella y que sabemos reconocer esos ejemplos de amor y de respeto.
