Sus hazañas, sus batallas, su vida misma era el tema de las pláticas que se tenían noche a noche en la tienda de papá, ahí en el Barrio Prieto.
Éramos niños y todos esos relatos nos impresionaban.
Metidos bajo el mostrador escuchábamos las historias, sin ver las caras, y todos relataban lo que decían eran sus vivencias.
Pero lo mismo estaban por Chihuahua que por La Laguna y hasta en la misma toma de Zacatecas.
Y papá, que siempre los escuchaba con atención y respeto, nos decía después: Mira, la mayoría no estuvo en las batallas pero qué buena imaginación tienen.
Así que crecimos interesados en un tema que nos cautivaba.
Cuando tuvimos oportunidad de escribir reportajes para EL SIGLO hicimos un largo recorrido por los lugares donde nació, creció, y tuvo sus correrías Doroteo Arango, hasta donde fue muerto a tiros y sepultado. O sea que desde La Coyotada, en el Estado de Durango, hasta Parral, Chihuahua.
Escuchamos tantos relatos, platicamos con gente que anduvo a su lado como don Luis Aguirre Benavides que fue uno de sus secretarios hasta doña Luz Corral, una de sus muchas esposas y quien vivía en la Quinta La Luz de Chihuahua.
Uno de nuestros mejores guías lo fue don Rodolfo Rodríguez Escalera, a quien llamaban ?El Profesor Canutillo? porque fue uno de los maestros que El Centauro del Norte llevó a la hacienda donde vivió sus últimos tiempos, y de donde salió un día para visitar Parral, donde sería muerto con varios de sus colaboradores.
Y como el tema sigue apasionándonos, estuvimos en la plática que la noche del lunes dio en Cd. Lerdo, Dgo. Paco Ignacio Taibo II quien ha escrito un extensísimo libro sobre Villa, lleno de datos interesantes, con las diferentes personalidades que tenía el famoso revolucionario y de quien nunca, a pesar de todo lo que se escriba de él, se conocerá la verdad, pues hasta su mismo nombre de combate tiene muchas interrogantes.
