A todos nos han ocurrido sucesos que parecen increíbles.
Y los recordamos toda la vida por el impacto que nos ocasionaron.
El conocido notario Fernando Cárdenas González nos narra una vivencia que tuvo no hace mucho y que nunca olvidará.
Él tiene como gran afición la Fiesta Brava.
Ha andado por ahí tendiendo el capote ante los astados.
Conoció y trató al sacerdote Alberto Padilla García que fue también un entusiasta aficionado práctico y que falleció hace unos cuatro años.
En su sepelio, Fernando, al estar cerrándose el sepulcro donde guardaban los restos del padre ?Beto?, arrojó su gorra española que usó en muchos festejos..
Dentro de sus funciones de notario no hace mucho asistió a una convención en Buenos Aires, Argentina.
Ahí trabó amistad con españoles avecindados desde hace muchos años en la tierra de las pampas.
En una reunión familiar, el licenciado Cárdenas platicó de su gran afición y sus anfitriones, españoles al fin, estaban encantados con el tema.
Para confirmar sus preferencias, Fernando regaló al dueño la oración del torero que siempre lo acompañaba.
El anfitrión, emocionado llamó a su esposa y le pidió le llevara determinada caja, muy apreciada por él.
Y esa caja se la entregó a Fernando diciéndole. Esto es para usted.-
El profesionista lagunero, al abrir la caja y ver su regalo encontró una gorra española muy parecida a la que había arrojado en el sepulcro del padre ?Beto? y pensó emocionado: El padre ?Beto? me regresa en tierras muy lejanas algo que tanto he querido.
Dice Fernando Cárdenas que hay muchas sorpresas inolvidables, y que ésta es una de ellas para él. Y agrega: Se me pone chinita la piel al recordar esto.
