Éste, llamado el tiempo de las vacaciones, es también época de reflexión.
En la obligada pausa escolar, o laboral, se requiere el descanso del cuerpo y de la mente, pero también es el lapso ideal para pensar un poco en lo que ha pasado, y sobre todo en lo que vendrá.
Ese futuro será mejor si lo planeamos adecuadamente.
Para el estudiante, es importante retomar energías para regresar a las aulas con mayor dedicación y superior determinación por progresar.
Para el trabajador que hoy descansa, esta pausa le servirá para afinar detalles que lo podrían colocar en una mejor posición en sus tareas.
Y lo mejor en cada caso es reconocer y entender cabalmente todo eso que nos hace daño. Todo eso que nos lleva solamente a perder el tiempo y que no nos permite avanzar.
Curiosamente uno de los escollos que todos tenemos es el trato con los demás. La forma en que nos comportamos con nuestros maestros, y con nuestros compañeros. Unos u otros parecen influir en nuestro avance y a ellos culpamos de nuestros males. No es así, somos nosotros los que no ponemos todo lo que nos toca para salir avantes.
Por ello, este tiempo de descanso es importante para analizar y reconocer nuestras fallas.
Debemos regresar mañana o pasado a nuestras tareas y debemos reanudarlas con una mejor disposición, antes de que sea tarde.