¿Cuántas veces, sus mismos familiares le piden que ya no use, que ya tire tal prenda, lo mismo una chamarra que una camisa o un sombrero viejo?
Y usted se niega a ello, pues hay cosas de las que uno nunca se quiere desprender, pues con ellas se siente bien, muy a gusto y además uno llega a tenerles gran preferencia.
En nuestro andar por los caminos de la información encontramos muchos ejemplos del cariño que se le tiene a determinadas prendas.
Cuando John Wayne filmaba en la Comarca Lagunera, un día que lo entrevistamos nos pidió algo especial, diciéndonos: Dile a tu fotógrafo que cuando me tome una foto, nunca lo haga si no tengo mi sombrero puesto.
Y nos mostró el viejo, viejísimo sombrero texano, todo manchado por la acción del tiempo, ya con uno que otro agujero.
Y luego nos dijo:
Vieras cómo quiero a mi sombrero. Si eres observador me ha acompañado en muchas películas.
Diego Rivera tenía también dos o tres chamarras de mezclilla que le encantaba usar cuando pintaba. Alguna de ellas quedó dentro de las cosas que se exhiben en el Anahuacalli, ese recinto que poseía al Sur de la Ciudad de México, cerca de donde vivimos por un tiempo.
¿Usted mismo, cuántas cosas ha querido conservar para siempre?
Papá usaba un sombrero de ala corta y decía que no se sentía completo si no viajaba con él.
Nosotros mismos tenemos dos o tres pantalones viejitos que ya en la misma tintorería nos piden tirar, pero nos negamos.
Y lo bueno es que sepamos apreciar lo que nos gusta, que nos hace sentir cómodos, lo demás, es lo de menos.
