EL CENTENARIO
Ahora sí han quedado a la vuelta de la esquina los inicios de los festejos con los que se conmemorarán los primeros cien años como ciudad de esta urbe, en la que nos ha tocado vivir desde hace más de medio siglo y de la que estamos encariñados.
Muchos llegamos de fuera siendo niños y fuimos creciendo viendo la transformación de una perla del desierto, que llamaba la atención por sus calles anchas y sus cerros pelones.
Allá por los años 50, a Torreón lo partía en dos la Calzada Morelos; y desde entonces el Oriente y el Poniente tuvieron ahí su delimitación.
Las primeras ferias nos tocó verlas alrededor de la Plaza de Armas. Las siguientes en la Alameda Zaragoza y los vecinos del lugar se quejaban del ruido y los escándalos. Luego las fiestas se fueron junto al Estadio de la Revolución y de ahí a un corralón por el bulevar que va a Matamoros, de donde se trasladó a su lugar actual y que ha sido el ideal, pues no causa molestias a nadie y caben más.
Hay un Patronato para las fiestas del Centenario y algunas veces hemos sugerido algunas cosas para darle más realce a fecha tan significativa. Quizá sean consideradas o tal vez no, pero seguiremos aportando ideas.
Por ejemplo, sería bueno que algunas colonias de la periferia fueran tomadas en cuenta, y en escuelas, centros religiosos o lugares especiales se montaran museos con fotografías e historias de nuestros personajes, de los que hicieron grande este lugar.
Podría haber también ahí festejos sugeridos por los mismos vecinos, como kermesses o bailes regionales.
Podrían celebrarse torneos deportivos en la misma periferia y así todos estaríamos de fiesta y ésta no se circunscribiría solamente a lugares elitistas, donde el pueblo no puede disfrutar.
Se pueden hacer muchas cosas, siempre y cuando haya voluntad y ganas.