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De mujeres y demonios

Patricio de la Fuente G.K.

Toda realidad es perfectible, de ahí la importancia de nunca claudicar ante cualquier esfuerzo que vaya encaminado a hacernos mejores, a lograr condiciones de justicia. Digo lo anterior teniendo en mente a la mujer y su circunstancia actual: es innegable que existen grandes avances si de equidad de género hablamos, sin embargo, todavía se observa lejano el día donde el machismo y todo lo que va implícito en tan cuestionable actitud, desaparezca.

Hoy haremos referencia a una clase de mujer en específico: aquella que ocupa posiciones de poder e influencia dentro del ámbito laboral. Seguramente, querido lector, te habrás dado una vuelta por el cine en recientes fechas. The Devil Wears Prada ?El Diablo Viste a la Moda- es un filme que en mi opinión no tiene desperdicio. Lo que empieza como un relato aparentemente frívolo sobre el mundo de las pasarelas, termina por convertirse en reflejo de todos los obstáculos e imponderables que la mujer de hoy debe sortear para llegar a la cumbre.

Merryl Streep, quizá la mejor actriz viva en el mundo, nos brinda una soberbia actuación encarnando a la despiadada editora de una revista de moda. Del dominio público es el hecho de que dicho personaje está basado en la cuestionada y controversial Anna Wintour, directora de Vogue ?publicación de Condé Nast- para Estados Unidos.

Wintour es considerada como fría y calculadora, excéntrica e implacable hacia sus subordinados. En un momento dado podemos entender la reticencia de ésta y otras muchas ejecutivas por mostrar sus sentimientos. Y es que comúnmente a la mujer profesionista se le tilda de emocional, carente de raciocinio, inestable y sujeta a vaivenes hormonales. Su contraparte, el hombre, es en cambio analítico y su patrón de comportamiento no se altera demasiado.

Tanto el personaje principal del filme como la mandamás de Vogue han sufrido reveses en su vida conyugal. Sus maridos terminan por dejarlas pretextando el abandono hacia la familia; lo cierto es que una mujer triunfadora constituye una amenaza para el ego masculino, el cual necesita reafirmarse constantemente. Señalemos pues algo ciertamente injusto: todos entienden que los hombres hagamos de lado el entorno íntimo para privilegiar al público; la mujer en cambio es condenada.

Creo que las disyuntivas que enfrenta el sexo femenino nunca han sido fáciles. La mujer moderna busca lograr un equilibrio entre ser esposa y madre y al mismo tiempo superarse en el terreno intelectual y laboral. Muchas lo han conseguido, otras acaban solas e incomprendidas. Aquí no se inventa el hilo negro al decir que aún en los países más avanzados del orbe siempre existirán obstáculos e inercias encaminados a dificultar el desarrollo integral de las mujeres.

En ningún momento busco caer en el fatalismo ni en los panoramas sombríos. Las mujeres de mi generación ?específicamente en México- cada vez están más preparadas y gozan de mayores oportunidades. Es importante dejar claro que me refiero a un estrato social determinado, es decir, aquél donde se tiene acceso a una serie de oportunidades que por desgracia pocos tienen: educación de calidad, posibilidad de interactuar con ciudadanos de cualquier parte del orbe, entre otras prerrogativas.

Se habla mucho de la ausencia de mujeres dentro del ámbito político. Cierto, tanto en las Cámaras como en el Gabinete vemos a muy pocas. Dados los grandes talentos con los que contamos sería importante que en la integración del equipo presidencial de Felipe Calderón se incluyese a un importante número de ellas. Pero ojo: no es una cuestión de cuotas ni el afán de lograr un porcentaje; se trata de colocar a la gente indicada en el lugar propicio.

Pero regresemos a la película. Lo fantástico del cine radica en que a un argumento le podemos dar muchas interpretaciones, verlo desde diferentes ángulos. Aunque nadie le quita lo canija, arrogante y snob, la leading lady de El Diablo Viste a la Moda es al final de cuentas una mujer con miedos y demonios que busca sobrevivir en un mundo de machos.

Como se habrán dado cuenta, lo de hoy no es análisis cinematográfico, tampoco político ni social. Caray, que es domingo y hacía falta un tutifruti relajante. Ustedes perdonarán.

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