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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Lord Feebledick llegó a su residencia tras concluir la cacería de la zorra y encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en culpable refocilación con el joven guardabosque de la casa, un fornido muchacho pelirrojo de nombre Wellh Ung. "¿Qué hacen?" -pregunta lord Feebledick con estudiada displicencia, para no traicionar la antigua noción según la cual los ingleses son flemáticos. "¿Qué hacemos, preguntas?" -replica lady Loosebloomers sin siquiera cambiar el ritmo, 3 por 4, valseadito, de sus eróticos vaivenes. Se dirige luego hacia su mancebo y le dice: "¿Ya ves? ¿No te dije que es medio tonto?"... Se abrió la puerta y la señora de la casa vio con asombro a su maduro esposo que entraba del brazo de una morena estupendísima. Alta y garrida era la moza: lucía busto opulento, enhiesta grupa y gesto descarado. Rica en carnes, sus redondeces sólo dejaban de moverse un minuto después de que lo hacía ella. "¡Vieja! -le dice muy ufano el señor a su mujer-. ¡Te presento a mi propósito de Año Nuevo!"... "En mi casa éramos muy pobres -evocaba el abuelo-. De vez en cuando comíamos sopa de letras, y a mí me tocaba nomás la A"... Sumamente enojado Afrodisio les contó a sus amigos una mala experiencia que había tenido. "Conocí a una señora muy guapa y muy rica. Me invitó a visitarla; me dijo que me iba a enseñar su Monet. ¡Y resulta que es una pintura!"... La noche de bodas fue movida. Quedó extática la joven desposada con el primer deliquio del amor sensual. Pidió un bis; después solicitó un encore; demandó luego otro performance y con ansia no contenida reclamó una nueva actuación extraordinaria. El pobre recién casado tenía ya anublada la visión, seca la boca, extraviado el pensamiento, lasos los miembros, pálido el semblante y los pies fríos. ¡Lacerado! A eso de las 10 de la mañana necesitó con urgencia una tregua. "Amor mío ?le sugiere con feble voz a su flamante mujercita-. ¿No quieres ir a desayunar?". "¡Ah, no! -protesta ella-. Aquí dice que el desayuno se sirve entre 7 y 12, y nosotros apenas llevamos cinco"... El patrono del pueblo era San Dimas. En la capilla del pequeño pueblo estaba la imagen del buen ladrón, crucificado. Un día se postró a sus pies doña Angusticia y le dijo al santo con pesaroso acento: "¡San Dimas! ¡Mi hija Furcia se fue con un pelado! ¿Qué va a ser de ella si la deja ese hombre??. El sacristán, que andaba tras el altar, oyó la impetración y respondió por burla fingiendo la grave voz del santo: "Va a ser p...?. Contesta doña Angusticia dirigiendo a la imagen una profunda mirada de rencor: "¡Caón! ¡No ha de haber sido por bueno que te crucificaron!?... Un individuo fue al Seguro y pidió ver al siquiatra. Andaba siempre muy nervioso, le dijo; no podía dormir. Después de examinarlo le indica el analista: "No tiene usted nada, amigo. Lo único que necesita es hacer el amor de vez en cuando para aliviar la tensión que ahora siente?. Así aconsejado el tipo fue a una casa de mala nota y requirió los servicios de una de las coimas que en aquella manfla o burdel hacían comercio con su cuerpo. Acabado el trance amatorio el individuo da las gracias y se dispone a retirarse. "Oye -reclama la mesalina-. Tienes que pagarme?. "Que te pague el Seguro -replica él-. No vine aquí por lujuria; vine por prescripción médica?... FIN.

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