Aquella chica era una secretaria, y se quejaba con una compañera del mal carácter de su patrón. "Haz lo que yo -le aconseja la otra-. Cuando don Poseidón, mi jefe, se enoja, nomás cruzo la pierna, me levanto la falda un poquitito y lo dejo que me vea la rodilla. Con eso se le pasa el enojo". A los pocos días se encuentran. "¿Cómo te ha ido con el consejo que te di? -le pregunta-. ¿Lo has aplicado?". "Sí -responde la muchacha-. Nomás que mi jefe resultó mucho más enojón que el tuyo"... "Dime, Guarnerito -pregunta el profesor en la clase de Civismo-. Si yo veo que a un pobre asno le están dando garrotazos en la calle, y detengo la mano del que golpea a la infeliz bestia, ¿qué virtud estoy practicando?". "El amor fraternal, profe" -responde sin vacilar el chico... Una curvilínea morenaza llegó con el médico. "Doctor -le dice-. Vengo a que me extraiga un incisivo". "Perdone, señorita -le responde el galeno-. Hay un error. Usted lo que necesita es un odontólogo, un dentista. Yo soy médico cirujano". "Precisamente, -dice la muchacha-. El incisivo lo traigo clavado en el busto"... El club de señoras visitó la central de bomberos. Una de ellas vio en el piso el agujero y la barra de metal por donde los bomberos se deslizaban. "¿Qué es eso?" -pregunta al jefe. Le explica éste: "Es un dispositivo para que los hombres puedan salir rápidamente en caso de alarma". "¡Ay, qué práctico! -se alegra la señora-. ¡Voy a poner uno de esos en mi clóset!"... Este día no orientaré a la República. Los lunes ni a mí mismo me puedo yo orientar. Pero ya viene el cortejo; ya se escucha el vocerío de las campañas presidenciales, y exhorto a los candidatos a comportarse con conducta, como dice la gente del Potrero, es decir a observar las reglas de la civilidad, el buen sentido y la decencia, de modo que la campaña presidencial no sea herradero, sino expresión democrática en la cual priven las reglas del fair play en vez de la violencia verbal propia de las pendencias y riñas de los zafios. Sobre todo, nadie descalifique previamente al órgano electoral, árbitro encargado de dirimir esta contienda, pues hacer tal cosa es invitar desde ahora al desorden social y a la anarquía. Repitamos de nueva cuenta la lección de ejercicio democrático que dimos en julio del 2000, y mostremos al mundo, y también al Moquetito, Tamaulipas, que nuestra vocación democrática es indeclinable... Le pregunta un argentino a otro: "Decime, che pibe: ¿quién es una tal Nalgarina Granderriére?". Contesta el otro: "Es una vedette de moda, bailarina mala, cantante mediocre con más pompas que voz". "¿Más pompas que yo? -se enoja el argentino-. ¡No puede ser!"... Va usted muy aprisa -le dice la pasajera al taxista-. Tenga más cuidado; soy madre de 15 hijos". Replica el taxista: "Si es madre de 15 hijos, la que debió tener cuidado es usted"... "Su problema es de agotamiento -le indica el doctor a la muchacha de vida alegre-. Quédese fuera de la cama una semana"... Se casó una chica, y de luna de miel fue con su novio a las cataratas del Niágara. "¿Son tan grandes como dicen?" -le pregunta una amiga a su regreso. "No tanto -responde la muchacha-. De hecho, las cataratas fueron mi segunda decepción"... El veterano púgil protesta ante su entrenador: "No veo por qué quieres que me retire. Todavía le puedo ganar a Groggy Kid". Le contesta pacientemente el entrenador: "¿Ya ves por qué quiero que te retires? ¡Tú eres Groggy Kid!"... Jactancio, individuo elato y presuntuoso, alardeaba de su linaje en una fiesta. Dice: "Por mis venas corre sangre francesa, española, rusa, inglesa, italiana y portuguesa". Le pregunta uno de los invitados: "¿Viajaba mucho su mamacita, joven?"... FIN.