Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne -no a la que se come en forma de sirloin, T-bone o New York cut-, platicaba en el bar con un amigo suyo de nombre Timoracio, que sufría de toda suerte de miedos y ansiedades. Por esos días a Timoracio lo angustiaba el pensamiento del posible fin del mundo, sobre todo porque no había renovado su seguro, e ignoraba qué ropa se debe llevar en la ocasión. Le pregunta Timoracio a Afrodisio: " Si supieras que dentro de una hora se va a acabar el mundo ¿qué harías?". Contesta sin vacilar el lúbrico Pitongo: "Me soltaría haciéndole el amor a todo lo que se moviera. Y tú ¿qué harías?". Responde Timoracio: "Me quedaría perfectamente inmóvil"... Un empleado de oficina supo sin lugar a dudas que su esposa le adornaba la cabeza. También supo quién era su amador. Le dijo un día con dramático acento: "¡Lo sé todo!". "No blasfemes -lo reprendió la mujer-. El único que lo sabe todo es Dios. Ni siquiera Einstein llegó a saberlo todo. Debes ser más humilde". "Quiero decir -aclaró el mitrado esposo- que sé que me engañas con mi jefe". Replicó la señora: "Tienes una visión errada de las cosas. Lo que hago no es adulterio, sino lobbying, o sea cabildeo. ¿Quién supones que te ha conseguido los aumentos de sueldo que últimamente has recibido?". El tipo se queda pensando y luego arriesga: "¿Crees que podemos pedirle otro a fin de mes?"... Hay quienes dicen que la elección de Evo Morales como Presidente de Bolivia es un anuncio más de la elección de López Obrador como Presidente de México. Yo no hallo relación entre ambos términos. En todo caso lo que en Bolivia está pasando puede ser causa que disuada a muchos de dar su voto al candidato del PRD. Pensarán esos mexicanos que desde ningún punto de vista nos conviene entrar en la corriente de esa izquierda al estilo de Evo y de su doctorado amigo Chávez, una izquierda dogmática, elemental y discursera que mira a Fidel Castro como héroe, habla de lucha de clases, clama contra la globalización y en seña de su alianza con el pueblo pone como ministra de Justicia a una señora del servicio. La izquierda perredista que apoya a López Obrador es en su mayor parte de ese corte anacrónico. Sacó su ideología de las canciones de protesta que ya sólo se pueden oír en LP, y no ha modernizado su discurso. Quiérase que no, mucha gente identifica a López Obrador con esa izquierda -la de Chávez- autoritaria y desdeñosa de la ley, y no con una izquierda a la española o la chilena, liberal y democrática. El triunfo de Evo Morales no se reflejará positivamente en la campaña de López Obrador, antes bien alertará a los electores sobre los riesgos de entregar el poder a quienes miran al pasado... He quedado exhausto después de esa peroración. En especial la última frase me causó una disnistaxis, sensación de somnolencia que debo resistir si quiero continuar estos renglones. Resistiré, ¡cuerpo de tal! Y trataré de usar interjecciones más modernas... Llega una mujer a la farmacia y de buenas a primeras le dice al encargado: "Quiero 100 gramos de arsénico". "No puedo venderle esa substancia -contesta el responsable-. Para eso se necesita una receta". Insiste la mujer: "Quiero el arsénico para envenenar a mi marido. Me está engañando con otra. Mire". Así diciendo saca una fotografía que mostraba a un hombre haciendo el amor con una mujer. El individuo era el marido de la señora, y el farmacéutico vio con asombro que la mujer de la fotografía era su esposa. "Discúlpeme -dice entonces disponiéndose a ir por el arsénico-. No sabía que traía usted la receta"... FIN.