El cuento que abre hoy esta columnejilla es francamente escatológico. Si alguno de mis cuatro lectores no gusta de ese tipo de relatos omita su lectura y prosígala en el párrafo que empieza: "Al fin un acontecimiento interesante rompió la monotonía en que se desenvuelven las campañas políticas..."... El enorme jet de pasajeros acababa de despegar, y se elevaba apenas, cuando de pronto se escuchó por el sistema de sonido la alterada voz del piloto que gritaba: "¡Cuidado, cuidado! ¡Oh, Dios mío, Dios mío! ¿Y ahora qué voy a hacer?". Los pasajeros, angustiados, temieron lo peor. En ese momento, sin embargo, volvió a oírse la voz del piloto, ya calmada: "Disculpen ustedes, damas y caballeros. Quedó abierto el sistema de comunicación a la cabina, por eso ustedes oyeron mis palabras, aparentemente de alarma. Pero no hay ningún peligro. Grité porque que la señorita sobrecargo tropezó y me echó encima la taza de café. ¡Vieran ustedes cómo quedó la parte delantera de mi pantalón!". Uno de los pasajeros, todavía asustado, masculla con enojo: "¡Caón, y vieras tú cómo quedó la parte trasera del mío!"... Babalucas fue a devolver la bufanda que su esposa le había regalado en Navidad. "¿Por qué la devuelve?" -le pregunta el de la tienda. Explica el badulaque: "Me aprieta"... (En otra ocasión Babalucas fue a la librería. "Vengo a devolver esta biografía de César". "¿Por qué?" -pregunta el librero. Replica el tonto roque: "Está incompleta. No hace ninguna referencia a la ensalada")... "Doctora Corazón: Le escribo por recomendación de mi hermano el diputado para contarle que mi padre está en la cárcel, pues mató a un hombre. Mi madre también está en prisión, por tráfico de drogas. Una hermana mía es dueña de un burdel, y otra se dedica a la trata de blancas. Sucede, Doctora, que conocí una chica muy linda y muy decente, y quiero casarme con ella. ¿Cree usted que debo confesarle que tengo un hermano diputado?"... Al fin un acontecimiento interesante rompió la monotonía en que se desenvuelven las campañas políticas. En efecto, el domingo pasado el toro "Pajarito" saltó sobre la barrera y el callejón de la Plaza México y fue a caer entre el público que asistía a la corrida. ¡Ayer nadie hablaba más que de ese formidable salto! El inusitado suceso, primero de su tipo en los 60 años de historia del importante coso, rompió el tedio en que se están desarrollando las campañas de los tres principales candidatos, Calderón, Madrazo y López Obrador, cuyos ires y venires no han conseguido hasta ahora más que provocar bostezos en la ciudadanía. No hay en esas campañas pronunciamientos claros o manifestaciones que den a conocer sin ambages ni tapujos el pensamiento de los candidatos. Parece que los tres caminan sobre huevos, temerosos de malquistarse con las corrientes o grupos de interés nacionales o extranjeros. Campañas de medias palabras son las tres; campañas de medias tintas. No sé si más adelante cobren animación, pero por ahora se les ve más aburridas que casa de mala nota en lunes. Por eso el salto de "Pajarito" reviste gran importancia política en el momento actual. Dedico este homenaje a la memoria del impetuoso burel por la notable contribución que hizo a la vida pública de México en la aburrida hora actual... En el hoyo 19 los burlones golfistas le preguntan al mediocre jugador: "¿Hoy sí conseguiste pegarle a la bolita?". Responde el tipo, mohíno: "Les pegué a dos. Pisé un azadón, y el mango me golpeó en la entrepierna"... Le cuenta un tipo a otro: "Fui a una conferencia sobre eyaculación prematura, pero llegué un minuto tarde y ya había terminado"... FIN.