Una muchacha llegó a la farmacia y pidió una docena de condones. Pregunta el encargado: "¿Tamaño grande, mediano o chico?". ?Dámelos revueltitos -pide la muchacha-. En estos días no traigo novio formal"... Le comenta una chica a otra: "Me dicen que tu novio Picio es muy feo". "Estoy empezando a creer que sí -reconoce la otra-. La otra noche fuimos a un restorán, y el mesero le puso el plato en el suelo"... Mañana saldrá aquí un chiste tan execrable que ni siquiera tiene nombre. Aun los peores hombres y mujeres se llaman de algún modo: Nerón, Hitler, Mesalina. (De las cosas nada digo, pues entre ellas no hay bondad ni maldad; todas tienen la inocencia prístina de la materia y carecen de eso que al mismo tiempo es bendición y maldición, la libertad). Pero este cuento es tan grande badomía que ni siquiera mereció la gracia del bautizo. He vacilado en darle el honor de la publicación, lo confieso paladinamente, por la enormidad del dislate que contiene y porque su aparición hará caer sobre mí un argavieso de reproches, pero pensé que el conocimiento de ese relato, aun tan arriscado, quizá contribuirá -siquiera sea modestamente- a poner el tren del mundo en los railes de la civilidad y el buen comedimiento. Si en ese empeño fallo recordaré la máxima de Séneca: Multa non quia difficilia sunt audemus, sed quia non audemus sunt difficilia. En libre traslación al castellano eso quiere decir: "No nos atrevemos a hacer muchas cosas porque creemos que son difíciles, pero la verdad es que son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas". El proloquio no tiene relación con lo que arriba dije, pero es muy ilustrativo... Nadie lo dice, desde luego, o se comenta sotto voce, pero lo cierto es que muchos empresarios están tomando providencias para el caso de que López Obrador llegue a la Presidencia. Consideran que entre las cualidades de AMLO no figura el respeto a la ley, base de la seguridad que todo inversionista necesita, y temen también que el anticuado régimen laboral que ahora existe se agrave aún más por una mal entendida protección a los trabajadores derivada de las tendencias populistas de AMLO. No confían esos empresarios en las voces que dicen que el perredista no podría caer en extremismos, ni tampoco dan crédito a las seguridades que en sus discursos ofrece el tabasqueño. No hay nada más nervioso que el dinero, ni siquiera una cangura madre en una convención de carteristas, y hay indicios que muestran ya efectos de ese temor que sienten quienes consideran un riesgo la eventual llegada de López Obrador a la máxima magistratura... Pepito y Juanilito se acercaron al muro que rodeaba el campo nudista. Juanilito, más pequeño y liviano, trepó sobre los hombros de Pepito y se asomó por encima. "¿Qué ves?" -le pregunta con ansiedad Pepito. Contesta el chiquillo: "Hay mucha gente". "¿Hombres o mujeres?" -vuelve a preguntar Pepito con ansiedad creciente. "No sé -responde el pequeñín-. Ninguno trae ropa"... Le informa la señora a su marido: "Llamó el doctor. Dice que le regresaron tu cheque". Replica el tipo, hosco: "Dile que a mí me regresaron las reumas"... Un sujeto bebía su cerveza cuando oyó que desde el plato de la botana un cacahuate le decía: "¿Cómo está usted, señor? Qué gusto saludarlo". Pensó que había oído mal, pero en eso otro cacahuate le dijo: "Tiene usted muy buen aspecto, señor. Celebro que su salud esté bien". Se quedó estupefacto el sujeto, y más todavía cuando otro cacahuate le dijo. "Es siempre un placer verlo por aquí, caballero". Espantado el hombre llamó al barman. "¡Oiga! -le dice anonadado-. ¡Los cacahuates me están diciendo cosas!". "Cosas amables ¿verdad?" -responde el cantinero. "Así es" -dice el atónito señor. Le explica el barman: "Es que son de cortesía"... FIN.
