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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Lord Feebledick regresó de la cacería de la zorra y encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en apretado abrazo de libídine con Wellh Ung, el toroso mancebo encargado de la cría de faisanes. "Bloody be! -profirió el lord, que conservaba los juramentos aprendidos en los cuarteles de Calcuta-. ¿Qué es esto?". "Ay, Feebledick -responde con impaciencia la Loosebloomers-. Eres graduado en Eton; no me digas que no sabes"... Seis amigos fueron a cazar venados. Acordaron dividirse en parejas y encontrarse todos en el campamento a la caída de la tarde. Uno de ellos regresó cargando sobre la espalda un venado de gran tamaño y peso. Le preguntan los otros: "Y Hubertino, tu compañero, ¿dónde está?". Responde el cazador: "Lo dejé tirado a un kilómetro de aquí. Le dio un infarto, o algo así". Clama uno con indignación: "¿Y viniste cargando ese venado en vez de traer a nuestro amigo?". Responde el cazador: "Reconozco que fue una decisión difícil, pero pensé que a Hubertino nadie se lo iba a robar"... El gerente del banco le comunica al inversionista: "Le tengo dos noticias, don Crésido, una mala y una buena. La mala es que el banco quebró: ha perdido usted todo su dinero". "¡Qué barbaridad! -gime el capitalista al borde del desmayo-. Y ¿cuál es la buena noticia?". Responde el gerente muy contento: "¡Ya encontré otra chamba!"... La chica llegó al club nudista luciendo una provocativa minifalda y un suéter ajustado. Todos los hombres se le quedaron viendo. "¿Qué? -les dice la chica a los nudistas, retadora-. ¿Nunca han visto a una mujer vestida?"... No sé si los mexicanos ya estamos maduros para la democracia, pero no cabe duda de que los políticos mexicanos todavía no lo están. La actual campaña presidencial es de una pobreza ideológica estremecedora; más parece palenque de dimes y diretes que convocatoria a los ciudadanos para obtener su voto. Sucede que en México la televisión no refleja la realidad: la realidad refleja a la televisión. Así, todo se hace para ganar presencia en la pantalla chica, que en tiempos de campaña se hace grande. Entonces los pronunciamientos serios acerca de los grandes problemas nacionales ceden ante el ataque personal y la frase sonora para las galerías. Mucho podrían aprender nuestros políticos de esos luchadores que para hacer propaganda a la función se gritan amenazas y se enseñan los dientes y los puños. Desde luego la política no es ejercicio de filósofos, pero tampoco debe serlo de gañanes (¡Bófonos!)... La anterior reflexión me dejó muy encaboronado. Para disipar mi encaboronamiento voy a narrar un cuento de Pepito, tras de lo cual pasaré a retirarme. Los cuentos de Pepito, ya se sabe, suelen ser majaderitos. Éste también lo es, pero sin el diminutivo... La encargada de la guardería le pregunta a un pequeñín: "¿Eres niño o niña?". "Niño" -responde sin vacilar el nene. Pregunta de nuevo la mujer: "¿Cómo lo sabes?". Responde con mucha lógica el pequeño: "Porque traigo calcetincitos azules". La encargada llama a otra criatura y le pregunta lo mismo: "¿Eres niño o niña?". "Niña" -responde sin dudar la chiquilina. "¿Cómo lo sabes?". "Porque traigo calcetitas color de rosa". Le toca el turno a Pepito. "Y tú ¿eres niño o niña?". "Tengo dudas -dice el chiquillo-, pero creo que soy niño, y muy niño". La de la guardería se extraña. "¿Por qué tienes dudas?". Explica Pepito: "Porque no sé si traigo calcetincitos azules o calcetitas de color de rosa". "Y entonces -inquiere la mujer- ¿por qué dices que eres niño, y muy niño?". Responde el tremendo infante: "Porque el tamaño de mis éstos es lo que no me deja ver si traigo calcetincitos azules o calcetitas color de rosa"... FIN.

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