He aquí siete cosas que una novia JAMÁS debe decirle a su flamante maridito al comenzar la noche de bodas: 1-. Mi hermanito de 7 años tiene una igual. 2-. ¡Uh! ¡Y los pies se te ven tan grandes! 3-. Si le ponemos un poco de fertilizante y la regamos cada tercer día ¿piensas que crecerá? 4-. No te preocupes, mi amor, al cabo tienes otras cualidades. 5-. ¡Si hubieras conocido a mi primo Pitolo! 6-.Vaya, ahora ya no me dará vergüenza tener las bubis tan pequeñas. 7-. En fin, no tengo derecho a reclamar. Después de todo yo ya no soy virgen... El predicador por radio anunció que tenía poder de sanación a distancia, e invitó a los enfermos a acercar al aparato la parte enferma, pues ese simple toque bastaría para sanarlos. Un maduro señor escuchó aquello y se apresuró a pegar al radio la parte de la entrepierna. Su esposa ve aquello y le aclara: "Dijo que sana a los enfermos, no que resucita a los muertos"... ¿Cómo haces para que una dulce y bondadosa viejecita de 80 años diga: "¡Tizne a su madre!"? Ponla a jugar a la lotería, y que otra dulce y bondadosa viejecita diga: "¡Buena por acá!"... Año de 1946. En un discurso que se haría famoso Churchill usa por primera vez la frase "La Cortina de Hierro". Nace ENIAC, la madre de todas las computadoras. En Italia cae la monarquía y se establece la república. El mismo año, en cambio, los griegos vuelven al sistema monárquico. La Suprema Corte de los Estados Unidos declara inconstitucional la segregación racial en los autobuses de pasajeros. Los filipinos obtienen su independencia después de 47 años de dominación norteamericana. El tribunal de Nuremberg condena a muerte a 12 criminales de guerra nazis. En Japón una nueva constitución quita el poder político al emperador y lo transfiere a una legislatura bicamaral electa por el pueblo. Año de 1946. En México nace la Editorial Diana. Fundada el 15 de febrero por don José Luis Ramírez Cerda, esa benemérita institución a la que tanto debe la cultura mexicana y de América Latina está celebrando con orgullo sus 60 años de bien cumplida edad, ahora -y desde 1960- bajo la dirección de don José Luis Ramírez Cota. Gracias a esta maravillosa Diana los lectores mexicanos conocimos a Hemingway y Steinbeck, a Maugham, Zweig y Thomas Mann. En Diana leí yo, niño todavía, a Verne y a Salgari. En Diana leímos por primera vez, y seguimos leyendo, y que sea por mucho tiempo, a Gabriel García Márquez. Con las obras editadas por Diana podría formarse una biblioteca de más de 10 mil volúmenes. Entre ellos, prodigio inmerecido como todos los prodigios, están dos libros míos. ¡Cómo iba yo a pensar, y ni aun a soñar cuando leía en las bellas ediciones de Diana las obras de Guareschi o de Irving Stone, que alguna vez mi nombre aparecería en el rico catálogo de la editorial! Estos son regalos de la vida que toda la vida se agradecen. Por eso el niño que leía y el hombre que aún no acaba de leer -o sea yo- se unen a la jubilosa celebración de este cumpleaños de Diana. Reparto 60 abrazos entre la sabia y generosa gente de la editorial, en especial para don José Luis Ramírez, que tanto ama a los libros y que más tiene de artista que de empresario; para Sandra Montoya, tan linda y eficiente, que me lleva y me trae por todas partes presentando mi obra; y para Manolo Fernández, ese ángel tutelar dueño de todas las sapiencias y todas las bondades, que toma mis textos y hace con ellos lo que con el lenguaje hace la Academia y con el pelo la Glostora: los fija, limpia y da esplendor. A todos los amigos de esa noble casa, Diana queridísima, les digo que éstas son las mañanitas que cantaba el rey David... FIN.