Giovanni Battista Vico, filósofo italiano, inventó la teoría de los "ricorsi", conocida popularmente como "espiral de Vico", para explicar el devenir histórico. Según él todos los acontecimientos humanos obedecen a un mismo ciclo que se repite una y otra vez, aunque con las variantes propias de la sucesión del tiempo. El tango lo expresa con claridad mayor, diría Augusto Catedra, mi sabio amigo de Argentina: "La historia vuelve a repetirse". Una manida frase afirma que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. En los términos de la teoría de Vico, aunque la conozca está condenado a repetirla. Me atrevo a hacer un ejercicio audaz para aplicar tal tesis al caso mexicano en vísperas de la elección presidencial. Pensemos primero en un ciclo que empieza en la prolongada dominación del porfiriato. A este largo período siguió una breve revolución que puso en el gobierno a un hombre bien intencionado, aunque poco eficaz: Madero. Después de él vino una larga revolución que instauró otra larga dominación, aquella de la llamada "familia revolucionaria", o sea el PRI. Pensemos ahora en un segundo ciclo. Se iniciaría con esa dominación igualmente prolongada, la priista. A ese largo período habría seguido el gobierno de otro hombre bien intencionado, como Madero, pero asimismo ineficaz: Vicente Fox. Y vendría después una revolución, en este caso encabezada por López Obrador. ¿Dará origen esa eventual revolución -la de hoy hecha en las urnas- a otra dominación extensa, ahora izquierdista? No sé si preguntarle a la espiral de Vico o al tango. Prefiero ponerme en brazos de la democracia, que tiene todas las respuestas si se la ejerce bien... ¡Brrrr! ¡Qué forma tienes, columnista, de estremecer a la República! ¡Vaya principio de semana que nos das! Mejor, en vez de hacer lucubraciones sobre arduos temas de filosofía de la historia acerca de los cuales no sabes ni una iota, encamina tus pasos por los senderos más floridos del humor, si acaso tus inanes chascarrillos merecen la metáfora. Narra algunos cuentos fútiles y hueros, como todos los tuyos, y luego pasa a retirarte y deja en paz a la nación... Don Nicómaco, viudo señor de 85 inviernos, se iba a casar con Frondisia, voluptuosa mujer de 30 ardentísimos veranos. Un hijo del añoso novio le advierte, preocupado: "Padre: un matrimonio en estas condiciones es muy peligroso. Incluso puede ser causa de muerte". "Hijo -responde el senecto desposado-. A mi edad tiene uno que tomar riesgos: si la muchacha se muere, se muere"... Frase poco célebre: "La conciencia es eso que te hace sentir mal cuando te estás sintiendo bien de todo lo demás"... La joven esposa llamó por teléfono a su abuelita para describirle la nueva casa en que vivía. "¡La recámara es divina, abue! -le dice entusiasmada-. ¡La cocina es un sueño! Y el baño... ¡Ah, el baño es algo fuera de este mundo!". "¿Fuera de este mundo? -se inquieta la ancianita-. "¿No es eso un inconveniente?"... Doña Chalina, mujer dada al cotilleo y la chismografía, le dijo con tono intencionado a la hija de su vecina: "Veo que traes algo crecida la pancita, Piena". Ella se turba y le contesta: "Han de ser gases, doña Chalina; han de ser gases". Pasó un par de meses, y otra vez doña Chalina le dice a la muchacha: "Veo que te sigue creciendo la pancita, Piena". Ella se aturulla y responde como la vez pasada: "Son gases; puros gases". La siguiente vez que la chismosa vio a la chica, ésta llevaba un lindo bebé en su carriolita. Doña Chalina lo acaricia tiernamente y dice con voz dulce: "¡Mira nomás qué pedito tan hermoso!"... FIN.
