Don Astasio llegó a su domicilio y sorprendió a su esposa, doña Facilisa, en apretado trance de libídine con un desconocido. Desconocido para él, claro, no para ella, a juzgar por las expresiones con que la pecatriz se dirigía a su amador: "papucho", "mi negro santo" y "cochototas". Es explicable, entonces, que don Astasio haya incurrido en ira ante la visión de ese acto, por todos conceptos reprobable. Le dijo a su mujer en paroxismo airado: "¡Mesalina! ¡Vulpeja inverecunda! ¡Maturranga! ¡Pupila! ¡Furcia! ¡Coima! ¡Hembra sin pudor!". Le contesta con dolorido acento doña Facilisa: "¡Ay, Astasio! ¡Te va mal en la oficina y luego vienes a la casa y quieres desquitarte conmigo!"... Una muchacha oriental apareció en la playa toda despeinada y con el traje de baño hecho jirones. "¡Señorita! -le pregunta lleno de alarma un salvavidas-. ¿La revolcó una ola?". Responde la chica de rasgados ojos: "No. Fuelon solamente cualenta y cinco minutos"... Sopa de letras: La R es una P haciendo pipí. La O es una I embarazada. La W es una M que se cayó de borracha. Y la U es una n dispuesta a hacer el amor... Aquella mujer fue con el siquiatra. "Doctor -le cuenta-. Me siento muy miserable. Soy presidenta de una asociación devota, y sin embargo todas las noches sueño que me acuesto con hombres por unos cuantos pesos". Le dice el analista: "Le fortaleceré su autoestima, señora. Unas cuantas sesiones y soñará usted que les cobra bien cobrado"... Llegó al montepío una atractiva morenaza de esculturales formas. Señaló el letrero que decía: "Préstamos sobre objetos de valor"; luego puso las pompas en la ventanilla y preguntó al boquiabierto empleado: "¿Cuánto por esto?"... El rico señor le dice furioso a su doctor: "¡Vi a otro médico, y he llegado a la conclusión de que es usted un estafador! ¡Me ha estado tratando durante años una enfermedad que ni siquiera tengo, todo para sacarme mi dinero!". Replica con gran sentimiento el facultativo: "Y usted es un ingrato, señor mío. ¡Pensar que bauticé mi yate con su nombre!"... La esposa regresó al hogar una hora antes de lo esperado y encontró a su marido en acto de coición con la linda criadita de la casa. "¿Qué es esto, Pitoncio?" -le pregunta. Explica el follador: "La muchacha ya había terminado sus labores, vieja, y me has dicho que no te gusta que esté sin hacer nada"... Empédocles, el borrachín del pueblo, se puso malo, y el médico le recetó una poción. Él se negaba a beberla. Le dice su mujer: "Tómate la medicina pensando que es una cerveza". Replica el temulento: "¿No podría mejor tomarme una cerveza pensando que es la medicina?"... Afrodisio, galán concupiscente, logró por fin que Dulcilí, muchacha ingenua, le entregara la impoluta flor de su doncellez, que ella guardaba celosamente para ofrendarla como preciosa gala de virtud al hombre a quien daría el dulcísismo título de esposo. En medio de la fruitiva acción Dulcilí le pregunta al acezante galán: "Pero dime, Afrodisio: ¿nos vamos a casar?". "¡Habrase visto! -exclama con impaciencia el jadeante hombre-. El matrimonio es un contrato. ¡Y a quién se le ocurre hablar de contratos en un momento como éste!"... Un pescador estaba pescando en el muelle. Se hallaba rodeado de lindísimas sirenas sentadas junto a él. Les dice el pescador a otros pescadores que lo miraban con admiración: "Lo siento mucho, amigos: la carnada que uso es un secreto"... Cae que no cae salió un ebrio de la cantina al tiempo que pasaba frente a ella una monjita. Sin decir palabra va el borracho y le da a la monjita una trompada que la hace caer por tierra. Muy orgulloso de sí dice el borracho: "Ya decía yo que Batman no es tan fuerte como dicen"... FIN.
