El flemático lord inglés fue al hipódromo y apostó una enorme cantidad de dinero a un pura sangre. Salieron los caballos, y el del inglés tomó la punta. Todos alrededor del lord gritaban entusiasmados; él, imperturbable, se limitaba a seguir el curso de la competencia con las manos en los bolsillos. Otro caballo alargó el tranco y alcanzó al puntero. La gente se desgañitaba animando al caballo del inglés. Éste seguía impasible, como si no hubiera apostado toda su fortuna en aquel lance. Todo el público saltaba sobre sus asientos; sólo el lord, las manos en los bolsillos, se mantenía impertérrito. Nariz con nariz entraron los dos caballos en la recta final. El hipódromo se venía abajo. El lord, como si nada. Termina la carrera y gana el caballo del inglés en un final de fotografía. Todos celebran la victoria; el lord, indiferente, ni siquiera sonreía. "-¡Caray, milord! -le dice uno-. ¿Cómo puede tener usted tal calma? ¡Permítame estrechar su mano!?. El inglés saca la mano del bolsillo. El bolsillo estaba roto y milord traía en la mano dos cositas que en la tremenda tensión se había arrancado... Desde luego importa quién gane la próxima elección presidencial. Sin embargo lo que importa más es que la ganemos todos. Quiero decir que independientemente del ganador en esa contienda electoral, lo más importante es que en ella confirmemos nuestra vocación democrática, nuestra decisión de mantenernos en el camino del ejercicio democrático y en ese pacto que hemos establecido -frágil y vacilante todavía- de dejar atrás toda forma de autoritarismo y hacer que nuestra vida pública se finque en la participación de todos los ciudadanos. En eso radica la verdadera importancia de los próximos comicios, no tanto en su resultado. Si logramos que los conceptos democráticos se instauren plenamente entre nosotros haremos que cualquier error que cometamos en el ejercicio de la democracia se pueda corregir con más democracia. Gane quien gane, pues, ganemos nosotros, los ciudadanos organizando un proceso electoral limpio, transparente, equitativo, y respetando todas las instituciones y la ley... Babalucas fue con el doctor. Se quejaba de dolores "ahí?. Lo revisa el médico y le dice: "-Trae esa parte muy amoratada. Tómese estas pastillas y regrese el lunes?. Babalucas ya no acudió a la cita. El doctor lo llama por teléfono. "-No volví -explica el tonto roque- porque yo mismo encontré la causa del problema. Entré en el pipisrúm de una cantina y observé que todos se sacuden. Yo me exprimía?... Bucolio, mozo campesino, fue con su padre don Frumencio y le pidió que le comprara un reloj. "-¿Un reló? -se extrañó el viejo-. ¿Y p?a qué quere m?hijo ese reló??. Responde el zagalón: "-Lo necesito p?a cuando estoy con Eglogia, mi novia?. Insiste don Frumencio: "-¿Y qué falta le hace un reló a m?hijo p?a estar con su novia??. Contesta el rudo zagal con inocencia: "-Es que ella empieza a besarme, a hacerme caricias, a agarrarme; luego comienza a respirar muy retejuerte y me dice: ?-¡Dámela óra!?. Y yo no tengo reló?... (No le entendí)... ... La niña le pregunta a su abuelita: "-¿Cuántos años tienes, abuela??. Responde la señora: "-Ochenta?. La niña se queda estupefacta. "-¿Ochenta? -exclama con asombro-. ¡Jíjole! ¿Y empezaste desde uno??... La joven esposa se quejaba de que su marido se salía todas las noches. Un día al tipo lo operaron del apéndice. La muchacha le avisa por teléfono a una tía soltera que tenía. "-Todo sucede para bien, hijita -la tranquiliza la madura célibe-. Mira: mi gato también se me salía todas las noches, y desde que lo operaron ya no se sale nunca?... FIN.