Babalucas estaba viendo una película erótica. "¡Valiente tipo! -comenta con desdén-. ¡Mira dónde anda! ¡Los besos se deben dar en los labios, ignorante!"... Capronio, ruin sujeto, se refocilaba con la joven y linda criadita de la casa. En eso estaba un día cuando llegó su esposa Gemevinda. "¡Cómo eres malo! -clama con desolado acento la señora-. ¿No pensaste en mí antes de hacer esto?". Responde el caradura: "Precisamente estaba pensando en ti ahora mismo. Me decía: ?No vaya a llegar esta aguafiestas". (Capronio, como su nombre indica, es un caón. El otro día le pidió a su abnegada esposa un par de huevos en el desayuno. Le dijo: "Uno lo quiero revuelto, y estrellado el otro". Así se los sirvió la pobre mujer. "Llévate esto -le ordena Capronio alejando de sí el plato-. Estrellaste el huevo que yo quería revuelto, y revolviste el que yo quería estrellado". Un hombre así no debe tener lugar en este mundo)... El papá de Pepito le dice a su esposa: "No quiero que Pepito oiga esto que te voy a decir". Le sugiere la señora: "Entonces haz como que se lo estás diciendo a él"... Aquel señor era ventripotente. Eso de "ventripotente" es eufemismo para no decir que era panzón. Un amigo le recomendó que jugara golf: quizá con eso reduciría su opulencia ventral. "Ya probé -responde con tristeza el barrigudo-. Pero si ponía la pelotita donde la podía ver, no le podía pegar, y si la ponía donde le podía pegar, no la podía ver"... La sobrina nieta de doña Pasita, dama de muy madura edad, le preguntó: "Tía: ¿estuviste en el arca de Noé cuando el diluvio universal?". "¡Claro que no, niña!" -responde ella amoscada. Insiste la pequeña: "¿Y entonces cómo no te ahogaste?"... Don Avaricio, sujeto cicatero, se resignó finalmente a pagar el costo de los lentes que el optometrista le prescribió a su esposa. "Está bien -le dijo a la señora-. Aquí tienes tus lentes. Pero no se te olvide quitártelos cuando no estés viendo algo importante"... Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado, le preguntó a su esposa antes de levantarse el lunes por la mañana: "¿Qué pasaría si decidiera yo quedarme en la cama toda la semana?". "Sucedería -le dice con hosco acento la señora- que te quedarías sin trabajo y sin esposa". "¡Gracias! -exclama entonces el pigre dándose la vuelta y arrebujándose en las sábanas de nuevo-. ¡Lo único que me hacía falta para decidirme era esa motivación!"... Después de la apoteósica jornada en el Palacio de Minería de la Ciudad de México iré hoy a Mexicali, y en el Teatro Universitario, a las 5 de la tarde, presentaré mi más reciente libro "Subibaja", que con tan buena fortuna ha caminado bajo el gran signo editorial de Diana. Ahí me encontraré con mis cuatro lectores cachanillas, les daré un abrazo y les diré por qué escribo lo que escribo. ¡Nos veremos!... A las 12 de la noche el veterinario recibió una llamada telefónica de una de sus clientas. "Doctor -le dice la mujer-. Mi perro está fornicando con una perra, y no lo puedo quitar de ahí. ¿Qué hago?". Malhumorado sugiere el médico: "Échele una tina de agua". Diez minutos después la mujer volvió a llamar. "Ya le eché el agua, doctor -dice-, y el perro no se quita". "Péguele con un periódico" -recomienda impaciente el hombre. Pasaron otros diez minutos, y la mujer llamó de nuevo. "Ya le pegué -le dice-, y el perro sigue en lo mismo. ¿Qué hago ahora?". Le indica el facultativo: "Háblele por teléfono". Pregunta la mujer: "¿Y usted cree que eso funcionará?". "¡Claro que funcionará! -estalla el veterinario-. ¡Conmigo ha funcionado tres veces!"... FIN.
