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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Al final de esta columnejilla viene un hermoso cuento de hadas... Don Senilio, maduro caballero, acudió a la consulta de un doctor. Le contó lleno de preocupación: "Todos los días he estado tomando Vigara para mejorar mi potencia sexual, pero no he sentido ningún efecto". "Señor -responde el facultativo-. Para eso debe usted tomar Viagra. El Vigara es un fertilizante de jardín". "Ah, vaya -dice entonces don Senilio-. Eso explica por qué me han estado saliendo hierbas ahí"... Imaginen mis cuatro lectores -y yo imaginaré junto con ustedes- que la Selección Mexicana de Futbol se enfrentara a un equipo formado por el mejor jugador de cada una de las selecciones nacionales de los países más poderosos en futbol: Argentina, Brasil, España, Francia, Holanda, Rusia, Italia, Alemania, Hungría, Inglaterra, etcétera. Imaginemos ahora que México venciera a ese equipo. ¡Qué de celebraciones habría! Pues algo parecido, o de mayor mérito aún, sucedió cuando el equipo mexicano de beisbol venció al de Estados Unidos, considerado gran favorito en el Campeonato Mundial de Beisbol, y lo eliminó del torneo. Yo estoy feliz por ese triunfo, pues soy aficionado al rey de los deportes desde que mi padre me llevaba de la mano a ver jugar a los Pericos de Saltillo, a aquellos legendarios peloteros como "Limonar" Martínez, "Chaperita" Medina, "La Tacua" Garza, "Cartucho" Regalado, Celso Zendejas, "El Fantasma" Rosales, y aquel mítico pitcher saltillero, Ramón "El Mocho" Juárez, de quien se decía que se había hecho cortar un dedo que le estorbaba para tirar una tremenda curva de su invención. Muchos playboles se han cantado desde aquellos tiempos ya lejanos, y ahora el beisbol de México brilla como ningún otro deporte en el panorama mundial. Más de 20 jugadores mexicanos están en Ligas Mayores. ¿Habrá un número igual de futbolistas en equipos internacionales de primera línea? Celebremos, señores, con gusto este día de placer tan dichoso. Reconozcamos el esfuerzo de nuestros peloteros al vencer en su propia casa -la de los inventores del beisbol- a un equipo formado por las máximas estrellas, de contratos multimillonarios, de la gran carpa del beisbol. Enhorabuena a Paquín Estrada y a sus extraordinarios jugadores, y gracias por esa gran victoria que nos regalaron... El próximo lunes tendré una junta con doña Tebaida Tridua, presidenta de la Pía Sociedad de Sociedades Pías y censora de la pública moral. En esa reunión trataré de llegar con la señora a un acuerdo que me permita publicar el cuento llamado "La mesa", al cual la ilustre dama ha puesto veto. Daré a conocer con oportunidad el resultado del encuentro... Su Majestad la Reina le mostraba al Cardenal los establos reales. Al pasar frente a una caballeriza el caballo que estaba ahí dejó salir un fragoroso ruido estomacal. "¡Qué pena! -exclama la soberana con azoro-. ¡Disculpe Su Eminencia!". "No hay problema -contesta el purpurado-. De hecho pensé que había sido el caballo"... Sigue ahora el hermoso cuento de hadas que anuncié al principio... La hermosa princesa paseaba por su jardín cuando escuchó una vocecita. Era una rana la que hablaba. Le dice el batracio a la princesa: "Soy un apuesto príncipe encantado. La malvada bruja del bosque me convirtió en rana. Si me das un beso volveré a mi ser natural; seré un apuesto príncipe otra vez. Entonces nos casaremos. Vendré a vivir a tu palacio con mi madre. Tendremos muchos hijos: media docena o más. Tú cocinarás para nosotros; nos lavarás y plancharás la ropa; fregarás los trastos; tendrás los pisos limpios, y así, gracias a tus cuidados y tareas, viviremos todos contentos y felices". Aquí termina el cuento. Esa noche la princesita cenó ancas de rana... FIN.

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