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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

En el prado pastaban las vaquillas. Dos platicaban muy a gusto acerca de los pequeños chismes cotidianos cuando observaron que otra venía caminando hacia ellas con evidentes deseos de unirse a la conversación. "-No le hables -le dice en voz baja una de las vaquitas a la otra-. Le gusta más el futbol que los toros?... Por primera vez la gringuita fue a una corrida. Su acompañante mexicano le explicaba todos los aspectos de la fiesta. Cuando aparecieron los alternantes para iniciar el paseíllo la prima se llenó de admiración por la esplendidez y brillo de sus atavíos. "-¿Cómo llamarse la ropa que llevan?? -pregunta deslumbrada-. Le responde su amigo: "-Son los trajes de luces?. "-?¡Oh, sí! -dice encantada la gringuita-. ¡Ahora les estoy viendo las baterías!?... La política no es un minué en Versalles, ni un combate de flores en Plateros. Es una lucha por el poder, y el poder es una de las más ávidas concupiscencias entre las muchas a que es proclive la naturaleza humana. Debería ser la política una noble vocación, pues ninguna otra forma mejor hay de hacer el mayor bien al mayor número de personas. Por eso los mejores hombres y mujeres deberían andar en la política, y ésta debería ser un ministerio de bien, por no decir un apostolado. Sin embargo en la política para poder hay que tener poder, y en la tarea de conseguirlo muchos pierden toda noción ética, todo sentido del valor. Así el poder, que habría de servir para la búsqueda del bien, queda contaminado por los medios que a fin de conseguirlo se emplearon, y la política se convierte en un mero instrumento de promoción personal, y se pierde u olvida su fin último: el bien de la comunidad. Enhilo toda esa perorata por el nivel bajuno que la práctica de la política ha alcanzado en México. La campaña que hace López Obrador, por ejemplo, tiene un carácter aldeano que impresiona. Esa campaña se basa en un discurso cuyo simplismo sólo es equiparable a su tremenda falsedad. Tan parecidas son sus tácticas a las que Fox empleó que esa semejanza hace temer un desenlace igual: el triunfo de quien realiza una campaña tal. Los otros candidatos no se quedan a la zaga en la pobreza de ideas, de programas, de claridad en la expresión de sus mensajes. La gente dice ya: "No hay ni a cuál irle". Si la política es un reflejo del país en que los políticos actúan, ciertamente los mexicanos no tenemos ahora muchos motivos para enorgullecernos... Lord Feebledick fue de cacería a la India. Le dejó muy poco dinero a lady Loosebloomers, su mujer, de modo que bien pronto ella se vio sin recursos para hacer frente a los gastos cotidianos. En su campamento recibió lord Feebledick un telegrama enviado por su esposa. Decía el telegrama: "Torna a Sorrento. Punto?. Lord Feebledik no entendió el mensaje. Entregado a la cacería del tigre bien pronto se olvidó del telegrama. Dos meses después regresó a Londres. En su casa encontró a su mujer en brazos de otro hombre, y vio a una fila de individuos que esperaba turno para gozar del pasional deliquio con la lady. "-¿Qué significa esto?? -pregunta lord Feebledick en paroxismo de ira-. Le contesta lady Loosebloomers: "-¿Acaso no recibiste mi mensaje??. "-Sí lo recibí -contesta lord Feebledick-, pero no le entendí nada. Decía ?Torna a Sorrento?. Esa es una canción que cantan los tenores italianos?. "-Se equivocó el telegrafista -le informa lady Loosebloomers-. El telegrama debía decir: ?Tornas o rento??... FIN.

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